Tanto el presidente galo, François Hollande, como el propio Valls han justificado el viaje asegurando que su objetivo era el de mantener reuniones con directivos de la UEFA de cara a la celebración de la Eurocopa del próximo año. El primer ministro accedió además a devolver 2.500 euros en concepto de los gastos de viaje de sus dos hijos porque dijo ser "sensible a la reacción de a los franceses".
Sin embargo, parece no haber convencido a un 67 por ciento de la ciudadanía que consideran su viaje un asunto "grave", según un sondeo de la firma Odoxa difundido por iTélé y 'Le Parisien'. Entre los simpatizantes de izquierdas, el nivel de rechazo cae al 48 por ciento, mientras que en el caso de los votantes socialistas baja al 30 por ciento.
Asimismo, un 58 por ciento consideran que la polémica no está cerrada tras las explicaciones oficiales y el pago anunciado por Valls. Un 68 por ciento de los encuestados ha asegurado que el escándalo ha perjudicado la imagen del primer ministro.