Haftar, que lidera el Ejército Nacional Libio (ENL), ha estrechazo lazos con sus "amigos rusos" durante los últimos meses, lo que ha suscitado dudas en torno a cuál sería el alcance de dicha colaboración. En una entrevista a la agencia Sputnik, Haftar ha admitido que los "contratos firmados" tienen difícil aplicación.
"Desde el punto de vista práctico, el embargo armamentístico sigue en vigor", ha explicado, en alusión a la medida aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en febrero de 2011, después de que Libia se viese inmersa en una guerra que concluyó con el derrocamiento del régimen de Muamar Gadafi.
Tampoco está prevista la apertura de una base rusa, algo que "no se ha discutido en absoluto", según Haftar. "No creo que los rusos deseen o establecer una base militar en Libia. Rusia ya tiene una gran flota en el Mediterráneo, lo que le permite actuar sin bases terrestres", ha explicado el comandante del ENL.
Asimismo, ha admitido que no se dan "las condiciones locales, regionales e internacionales" para que Moscú decida dar un paso de ese calibre, toda vez que supondría la implicación directa de Rusia en un escenario convulso, con un país roto social y administrativamente.
Las fuerzas de Haftar apoyan al Parlamento instalado en la ciudad de Tobruk, en contraposición con el Gobierno de Acuerdo Nacional, promovido por Naciones Unidas e instalado en Trípoli.