El ISIS pide a los milicianos suníes de Anbar que no depongan las armas y continúen la lucha contra el Ejército

EUROPA PRESS 08/01/2014 04:19

"O, pueblo suní, que fuiste forzado a tomar las armas (...) no las abandones ahora, ya que (los chiíes) te esclavizarán y no volverás a levantarte", ha dicho el portavoz del grupo, el jeque Abu Mohamed al Adnani, a través de un mensaje de audio, según ha recogido la cadena de televisión emiratí Al Arabiya.

El comunicado ha sido emitido en medio de los enfrentamientos entre el grupo extremista y el Ejército en la localidad de Faluya, apenas un día después de que la Policía y las tribus de Ramadi retomaran el control de dicha ciudad tras expulsar a los últimos combatientes del ISIS.

Las Fuerzas Armadas iraquíes han desplegado este martes tanques y artillería en los alrededores de Faluya, de cara a una inminente operación militar que los líderes locales confían en evitar. Las tribus han pedido a las milicias islamistas que abandonen la ciudad, situada en la provincia de Anbar y cercana a Bagdad.

Tanto las fuerzas de seguridad como los responsables tribales han reconocido que el primer ministro, Nuri al Maliki, mantiene paralizada la ofensiva del Ejército a la espera de ver si los esfuerzos de los grupos locales surten efecto y los combatientes del ISIS abandonan la zona.

La salida de las tropas estadounidenses del país y el conflicto en Siria, con fuertes connotaciones sectarias, ha exacerbado las tensiones entre la comunidad suní y el Ejecutivo de Al Maliki, que tienen como puntos de fricción un sistema judicial que discrimina sistemáticamente a los suníes y la exclusión de esta comunidad de los altos cargos de la Administración iraquí.

No en vano, los enfrentamientos violentos con tintes sectarios entre la minoría suní y la dominante comunidad chií ya eran una tónica habitual, reminiscencia de los años de guerra en Irak tras la ocupación estadounidense --especialmente entre los años 2006 y 2007--.

Los levantamientos populares contra el Gobierno, asimismo, encontraron su germen en la ola de levantamientos de 2011 en Oriente Próximo y el norte de África, conocida como la 'Primavera Árabe', que empujó a los suníes a rebelarse pacíficamente contra Al Maliki.