Un muerto y trece heridos al explotar una bomba en el sur de Tailandia

AGENCIA EFE 13/06/2009 11:36

El autobús abandonaba la ciudad de Yala esta mañana cuando dos hombres a bordo de una motocicleta lanzaron el explosivo a su interior, informaron fuentes policiales.

Las tres provincias de mayoría musulmana en el sur de Tailandia viven un recrudecimiento del conflicto desde que el lunes pasado, un grupo de seis hombres abrió fuego con rifles de asalto en un templo musulmán en la provincia de Narathiwat y murieron diez personas, entre ellas el imán. Otras 12 resultaron heridas.

El Gobierno de Tailandia aprobó ayer el envío de otros mil efectivos para reforzar los cuerpos de seguridad en la conflictiva región, donde ayer mismo murió un monje budista y otro resultó herido en un ataque de presuntos separatistas musulmanes.

En cambio, organizaciones de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch creen que el cese de las hostilidades pasa por una "investigación imparcial" de todos los asesinatos.

"Algunos musulmanes de etnia malaya de la región dijeron a Human Rights Watch que creen que las fuerzas de seguridad tailandesas están detrás del ataque a la mezquita, en venganza por los recientes asesinatos de civiles budistas y policías a manos de los separatistas islamistas", indicó la organización con sede en Nueva York, en un comunicado enviado hoy.

El ataque a la mezquita del distrito de Joh-I-Rong es el más mortífero desde que la guerrilla retomó las armas en 2004, reavivando un conflicto que desde entonces ha causado más de 3.500 muertes.

La matanza ocurrió tras tres días en los que las provincias de mayoría musulmana Narathiwat, Pattani y Yala registraron cuatro muertos y 33 heridos a manos de supuestos integrantes de la guerrilla islamista, entre ellos varios maestros.

Los ataques con armas ligeras, asesinatos y atentados con bomba, se suceden a diario en estas tres provincias sureñas, pese al despliegue de 31.000 agentes de las fuerzas de seguridad y la declaración del estado de excepción.

Los habitantes del sur, de etnia malaya, acusan al Gobierno central de discriminación en educación y oportunidades laborales.