El presidente de EEUU se ha decantado por "actuar con humildad" y permanecer en un segundo plano en el plano personal. No así su esposa Michelle Obama que ha causado conmoción entre los británicos al saltarse el protocolo de no tocar a la reina. La imagen de la monarca y a la primera dama estadounidense con los brazos cruzados por la espalda ha sido emitida en ralentí una y otra vez en las televisiones de EEUU, en un intento de desvelar quién inició el gesto.
En el plano político, el comunicado final no incluye los planes de estímulo del consumo mediante inversiones públicas, receta que Obama ha aplicado en EEUU y que Washington defendía en Londres para hacer frente a la crisis. Lo que sí se ha decidido es una inyección de 1,1 billón de dólares y el fin del secreto bancario y los paraísos fiscales. Un acuerdo que Obama calificó de "histórico en todas sus dimensiones".
"Vinimos a escuchar, a aprender, pero también a liderar, y el documento final, y las acciones que van a adoptarse, reflejan una gama de nuestras prioridades". Así explicó Obama en una rueda de prensa la presencia estadounidense en Londres.
Según Obama, "cada país tiene sus propias peculiaridades, cosas que les son totalmente importantes y no negociables. Lo que hemos intentado hacer es acomodar esos temas de manera que no quedara perjudicado el resultado final". A este respecto, indicó que su propósito es "forjar un consenso en lugar de dictar nuestras decisiones".
En una cumbre que ha consolidado la ampliación del poder mundial, donde se ha pasado del G-7 al G-20 (que incluye a las economías emergentes como Brasil o India), el "liderazgo humilde" de Obama se ha adaptado a esta situación. Frente a la lucha que planteaban Alemania y, especialmente Francia (con un Nicolás Sarkozy muy beligerante "anunció que se iría de la cumbre si no había medidas concretas), Obama ha optado por la negociación frente a la imposición. De hecho, Sarkozy le ha llamado públicamente "el mediador".
La idea es conseguir que el mayor número posible de naciones se sume a las medidas. "Cuando EEUU actúa solo, sólo es la mitad de efectivo, y a veces ni eso", opinó. Para el presidente estadounidense, "éste es el principio de la restauración del prestigio norteamericano", manifestó Obama. Restauración que pasa por asumir un nuevo papel internacional: segunda fila en la foto de familia y aceptación del fin del consenso de Washington, paradigma económico neoliberal de los años noventa, sin considerarlo un ataque a las esencias estadounidenses. "Éste es el final de la economía de las burbujas", concluyó Obama.
Ahora, Obama se enfrenta a un nuevo reto: que su plan para Afganistán convenza en la cumbre de la OTAN que se inicia hoy en Estrasburgo. EEUU busca una mayor implicación de sus aliados en Afganistán que permitiría acelerar una "estrategia de salida". Quiere más tropas europeas en la zona. Lo tendrá difícil. Francia, que vuelve al seno de la Alianza Atlántica, ya ha advertido de que "la solución no es sólo militar".