La ONU y, en particular, su enviado especial para Libia, el español Bernardino León, lidera la mediación entre las dos administraciones rivales. Por una parte, se encuentra el Gobierno autoproclamado en Trípoli, controlado por las fuerzas rebeldes de Amanecer Libio, y por otra el instalado en Tobruk, reconocido por la comunidad internacional.
Las dos partes han confirmado su asistencia al encuentro de Sjirat, del que la UNSMIL espera conclusiones "decisivas". La misión ha instado en un comunicado a los dos gobiernos a encarar estas discusiones "en un espíritu de reconciliación y compromiso", así como con la "determinación de llegar a un acuerdo político" que permita devolver la paz a Libia.
La UNSMIL ha apelado a las partes a asumir sus "responsabilidades históricas" y anteponer el "interés nacional", toda vez que "no hay solución militar al actual conflicto". En este sentido, ha dicho haber recibido "miles de mensajes" de ciudadanos "preocupados por el deterioro de las condiciones" sobre el terreno.