El partido republicano se prapara para la victoria en las legislativas

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 02/11/2010 06:09

La última encuesta, publicada por el rotativo 'Los Angeles Times', concede a los republicanos un mínimo de 60 escaños nuevos en la Cámara Baja, muy por encima de los 39 necesarios para conseguir la mayoría, en lo que supondría la inversión de asientos más radical registrada en el Congreso estadounidense desde 1942.

Esta ventaja se ha conseguido gracias a la combinación de varios factores: el giro de los independientes al republicanismo, la explosión del movimiento populista del Tea Party, la aparición de los poderosos grupos externos de financiación republicanos y la desastrosa campaña realizada por el Partido Demócrata, que no ha logrado distanciar la figura del presidente, Barack Obama (ahora en sus niveles más bajos de popularidad), de la mala opinión que la población tiene del Congreso.

Poco importará hasta qué punto la constante oposición republicana a los planes de reforma de Obama haya minado la percepción de los estadounidenses. La agresiva campaña publicitaria desarrollada por el Grand Old Party, nombre tradicional del Partido Republicano, ha dado sus frutos. Sin embargo, emergen dudas en lo que puede suceder una vez tengan el control de la Cámara, trampolín para los comicios presidenciales que tendrán lugar dentro de dos años.

Acabar con el Tea Party

El primer paso, por ello, consiste en acabar con el movimiento semipopulista del Tea Party, que ha conseguido de sobra su objetivo fundamental: hacer ruido de fondo.

El problema que se presenta a los republicanos es que, ideológicamente, los objetivos del Tea Party (la limitación casi absoluta de las competencias del Gobierno federal) van mucho más allá de lo que el GOP está dispuesto a aceptar.

Así, el radical Tea Party dará paso organizaciones externas, respaldadas por donaciones anónimas, de gran poder económico, responsables de buena parte de la agresiva campaña publicitaria republicana y más integradas en el organigrama de Washington.

El dinero vuelve a ser factor fundamental: el coste de la campaña electoral ha batido un récord histórico al sobrepasar los 3.000 millones de dólares en gastos (unos 2.150 millones de euros), según el Centro para el Análisis de las Campañas en los Medios de Comunicación.

El temor más inmediato entre los demócratas es que este tipo de organizaciones pueden alimentar una espiral de dinero que permitiría la resurrección de los "intereses especiales" o grupos de presión que Obama ha intentado destruir desde su llegada a la Casa Blanca. BQM