La Unión Europea acordó esta medida restrictiva para evitar contribuir a la matanza de miles de focas cada año, pero previó exenciones para dejar la puerta abierta a la pesca a pequeña escala para la gestión de los recursos marinos, que se lleva a cabo en países nórdicos en Europa, por ejemplo.
Esta excepción ha sido rechazada por la comisión europarlamentaria, que sí ve con buenos ojos una segunda exención que beneficia a las comunidades de esquimales 'inuit', que practican esta pesca tradicionalmente y dependen del sector.
"La caza de focas es parte integrante de la cultura y de la identidad de estas comunidades y supone una contribución importante a su subsistencia", ha explicado el eurodiputado responsable del texto adoptado, Ccristian-Silviu Busoi.
Busoi confía en iniciar "cuanto antes" las negociaciones con los Veintiocho para eliminar esta exención del veto actual.
La Unión Europea prohíbe desde 2009 la comercialización de productos derivados de la caza de foca, pero la Organización Mundial del Comercio (OMC) planteó dudas sobre la legalidad de las dos exenciones expuestas.
Por ello, la Comisión Europea presentó en febrero de este año una propuesta revisada para enmendar el veto inicial y adaptarse a las exigencias de la OMC. Unos cambios que necesitan el visto bueno de la Eurocámara y del Consejo para ser efectivos.