El presidente del Parlamento de Líbano convocará un diálogo nacional para solucionar la crisis política

EUROPA PRESS 31/08/2015 07:13

"En el primer tercio de septiembre convocaré un diálogo limitado a (el primer ministro) Tammam Salam y los líderes de los bloques parlamentarios. En forma, no será diferente del diálogo de 2006, pero lo será en contenido", ha dicho.

"En la agenda estarán la Presidencia, el trabajo del Parlamento y el Gobierno, la ley electoral, la legislación sobre restauración de la ciudadanía (para emigrantes de origen libanés), el proyecto de descentralización administrativa y la entrega de equipamiento al Ejército", ha detallado.

Así, Berri ha advertido de que existe una elección entre "legislar y el caos cuyos signos se han empezado a presenciar". "Me temo que nos estamos acostumbrando a problemas que son el resultado de paralizar la vida de los ciudadanos a causa del vacío presidencial, la suspensión del Parlamento o la confusión gubernamental", ha lamentado.

Pese a ello, ha reiterado su apoyo a la supervivencia del Gobierno a través de "la activación de sus trabajos, para que pueda responder a las demandas legítimas de la población".

"La presencia del Gobierno es una necesidad nacional y un ataque a la legislación es un ataque contra la gente y sus representantes. El cambio tiene una sola puerta: el Parlamento", ha remachado.

"El Parlamento no es para chiíes, el Gobierno es para suníes y la Presidencia no es para maronitas. Las instituciones estatales son para todo Líbano", ha manifestado, en referencia a la división de los cargos en base sectaria.

En este sentido, Berri ha afirmado que el sectarismo siempre ha sido "más fuerte" que él y su voluntad. "Queridos hermanos, pedid un Estado civil con una ley electoral basada en una representación proporcional", ha remachado, en unas palabras dirigidas a los manifestantes que en los últimos días han salido a las calles del país.

Miles de personas se han manifestado en los últimos días en la capital, Beirut, para reclamar la dimisión de los principales líderes políticos del país, unas protestas que se han saldado con la muerte de una persona y con decenas de heridos.

La última crisis, que se solapa con las anteriores, comenzó con el cierre del vertedero de Naamé el pasado 17 de julio. El gobierno interino, incapaz de actuar, asistió impotente a la clausura del primer receptor de desperdicios de la capital sin presentar una alternativa. La crisis fue resuelta varias semanas después, si bien existían divisiones en torno a la compañía que debe realizar las tareas.

Los manifestantes reclaman la dimisión del Ejecutivo, afirmando que se trata una muestra más de su incapacidad para superar la parálisis política que atraviesa a causa de las profundas diferencias entre los partidos que lo integran.

De hecho, la Presidencia se encuentra vacante desde mayo de 2014, cuando acabó el mandato de Michel Suleiman, y el Parlamento elegido en 2009 ha prorrogado su mandato y aplazado las elecciones hasta 2017 a causa de la inestabilidad que atraviesa el país.