Según informa el diario Daily Mail, el juez que investiga el caso asegura que Emma sufría “uno de los peores casos de depresión post-natal que he visto en mi vida”. La madre primeriza luchaba por superar su trastorno, que le llevaba a despertarse una veintena de veces cada noche.
A pesar del apoyo de su familia, su esposo y sus amigos, al parecer Emma expresaba con regularidad ideas de suicidio y decía a sus seres queridos que quería estar en paz. Excepto a su marido, que asegura que siempre le ocultó lo mal que estaba y nunca habló con el de su idea de quitarse la vida.
Los antidepresivos prescritos por el médico tampoco consiguieron paliar su angustia y decidió quitarse la vida tumbándose sobre las vías del ferrocarril. El tren que le arrolló circulaba a 160 kilómetros por hora y, el maquinista, solo se percató de lo sucedido tras escuchar un fuerte golpe.
El marido de Emma asegura que su bebé, Harrison, era muy inquieto y no lograrlo llevar una rutina con su cuidado, “se despertaba entre 10 y 20 veces cada noche y apenas lograba dormir.