En concreto, se encuentra en la cárcel de Pölten a la espera de que se celebre su juicio y tras haber confesado todos los crímenes de los que se le acusa. Aunque este mismo miércoles se ha negado a prestar declaración ante el juez por recomendación de su abogado, Rudolf Mayer.
Su celda es pequeña, con una ventana por la que entra luz natural y vistas a un jardín. Todo lo contrario que el zulo que él mismo dispuso para cuatro de sus hijos (otros tres lloraban demasiado por lo que optó por 'adoptarlos' y darles una vida más 'normal'. Un séptimo murió al poco de nacer y Fritzl lo quemó en el horno de la casa).
En el interior tiene plantas, radio y hasta una televisión. También puede salir al patio a pasear una vez al día. Los guardias le vigilan, más que para que no se suicide para que otros presos no acaben con su vida. RSO