El niño chico de los 31 dedos, Li Jinpeng, ha comenzado una nueva vida. Las críticas, los insultos y la continua marginación que sufría el menor fueron los motivos que le llevaron hasta la sala de operaciones. Pese a que la familia había sido alertada de los riegos que asumía y aunque los expertos aconsejaron que se retrasase la intervención hasta que el menor fuera adulto, los padres del pequeño decidieron poner punto y final al problema. Así, el niño ha sido sometido a una operación que ha durado cinco horas y cuyo resultado ha sido más que satisfactorio. Uno de los médicos que ha extirpado los dedos adicionales ha asegurado que "la operación ha sido completada con éxito". "La forma de los dedos ha mejorado mucho", ha añadido. Los expertos consideran que la posible causa de la malformación fuera una mutación genética provocada por problemas durante el parto. En un mes, el pequeño empezará la rehabilitación y, con ella, una nueva vida.
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