Las ruinas de Sukhotai

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 10/10/2009 00:00

La verdad es que a todos los pasajeros (no llegaríamos a ser más de una decena) nos sorprendió y nos agradó aquello. Ese simple detalle dejaba patente que atrás quedaba la capital y que nos dirigíamos hacia algo más salvaje.

Las vistas desde el aire fueron espectaculares. Tuvimos suerte de que hiciera un buen día. Las nubes que se mostraron a nuestro paso presentaban figuras espectaculares (casi de mentira) y lo que pudimos ver al aterrizar nos dejó, simplemente, sin palabras.

El aeropuerto de Sukhotai es único. En realidad, más que un aeropuerto es una pista de aterrizaje. No disponen de aduana por lo que desde allí no sale ningún avión. El letrero identificativo del lugar está hecho sobre el césped con unas flores y la recepción son un conjunto de cabañas de madera. Basta decir que, por supuesto, no hay cintas para las maletas. Un banco de madera cumple con esta función, prácticamente te la dan en mano. Merece la pena gastarse un poco más por ver aquello.

Viejo y nuevo Sukhotai

A partir de aquí, los viajeros tienen dos opciones: dirigirse al viejo Sukhotai o al nuevo. La mayoría prefieren el nuevo ya que hay más hoteles, más restaurantes, más tiendas... es más ciudad, en definitiva.

Pero nada le tiene que envidiar el viejo Sukhotai. Aquí apenas hay tres hoteles, alguna que otra tienda y mercadillos artesanales, pero guarda lo más preciado de este lugar: El Parque histórico.

Fue capital de Tailandia entre los siglos XIII y XIV. En la actualidad, es considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Por tan sólo 100 baths (unos dos euros) accedemos a un lugar mágico que nos habla de tiempos pasados. Lo más aconsejable es tomarse esta visita con calma pues hay multitud de cosas que ver y que conviene apreciar al detalle.

Aquí pueden encontrarse ruinas pertenecientes a antiguos palacios, templos budistas, canales, puentes y otras señales de civilizaciones anteriores.

No todo lo interesante aparece en los mapas

Si bien esta visita es imprescindible no lo es menos recorrer el viejo Sukothai por la parte este del Parque. Aquí también podréis encontrar ruinas muy interesantes así como lagos espectaculares plagados de nenúfares con unos colores más que vivos.

Para la parte más alejada, siempre podréis contar con la ayuda inestimable de los conductores de 'tuk-tuk' (por supuesto que aquí también hay). Ellos os conducirán hasta la parte alta de la montaña hasta las ruinas más espectaculares (y de más complicado acceso). Apenas son dos o tres, pero en todas ellas os espera una caminata. Hay que subir por un camino de piedras hasta llegar a los templos.

La llegada de los mosquitos

Es normal que cuanto más vayáis hacia el norte y, por tanto, hacia la selva, sea más fácil que algún que otro mosquito os pique.

Para tratar de evitarlo el único consejo es mantener siempre las ventanas de la habitación en la que os hospedéis cerradas y ponerse crema anti-mosquitos.

No menos importante es que os mantengáis hidratados. En estas 'excursiones' el tiempo pasa muy rápido y no nos damos cuenta porque disfrutamos cada momento, pero el calor allí es abrasador y es imposible evitar la sudoración por lo que llevar ropa cómoda y beber agua constantemente se hará imprescindible (no os preocupéis por llevar con vosotros el agua). Estéis donde estéis siempre hay gente con neveras dispuestas a venderos todo el agua que necesitéis.