También conocida como 'fiebre del heno', se trata de una rara patología que se produce cuando llueve y hay mucho polen en el ambiente. Ese polen comienza a absorber el agua, dividiéndose en cientos de miles de partículas.
De esta manera, el nivel de pequeños trocitos en la atmósfera aumenta en gran medida y se inhalan cantidades mayores con mayor facilidad. Además, los fuertes vientos característicos de estos fenómenos climáticos ayudan a que las partículas se extiendas y su alcance, al igual que el de sus consecuencias, sea mayor. Este proceso no tendría mayor importancia si no tienes asma... aunque se han dado casos en los que, precisamente, se desencadena un ataque de asma en personas que nunca lo han sufrido.
Los síntomas según declarado Mick Stephenson, director de Ambulancias Victoria en Australia, son los siguientes: "Dificultades para respirar, dolores en el pecho y sibilancia (sonido agudo que se produce cuando los bronquios se estrechan y el aire pasa por los conductos respiratorios)".
Como hemos dicho, son más pronunciados en personas que padecen asma o alergia al polen aunque, también, se han visto casos en personas que no habían sufrido ataques antes, ni padecen esta enfermedad.
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