Claves para vestir a tus hijos en invierno sin que parezcan esquimales

Inma D. Alonso (@Inma_DA) 14/12/2016 16:11

Y hasta aquí, la previsión del tiempo habitual para principios de diciembre. Ahora bien, no sólo las bajas temperaturas son propias de estas alturas del año sino que también hay una duda existencial que llega anualmente cada época invernal: ¿cómo visto a mi hijo para que no pase frío?

Porque lo importante aquí, insistimos, es protegerlos del frío; lo de que la criatura se cueza tan sólo dos minutos después de ponerle encima mil y una capas de ropa ya no nos preocupa tanto. Y para muestra un botón, digo, un GIF (pinche aquí).

Si te has reído al verlo y has pensado "así soy yo", los peques de la casa están en grave riesgo de padecer calentamiento global. Para evitar que se echen a temblar, y no de frío precisamente, cada vez que te vean bufanda en mano, te invitamos a leer nuestros consejos para proteger a tus hijos del frío sin vestirlos como al hermano pequeño de Nanook.

Para los bebés, una prenda más

La edad del peque es fundamental a la hora de escoger la ropa de invierno. Así, por ejemplo, a los recién nacidos o bebés de corta edad les cuesta mantener su temperatura corporal por lo que es recomendable vestirlos con una prenda más de las que tú te pongas. Eso sí, todo depende de dónde vayas a llevarlo porque no debes abrigarlo de la misma forma para ir a dar un paseo al parque que para dar una vuelta por un centro comercial.

En el caso de los bebés, la clave está en vestirlos con prendas que permitan que su temperatura corporal sea lo más constante posible y sin cambios bruscos, es decir, que no pasen frío pero tampoco calor. Para ello, lo mejor son los textiles de fibras naturales porque favorecen la transpiración y absorben la humedad. Por ejemplo, algodón, polar y lana, aunque en este caso hay que valorar previamente si al bebé le produce alergia.

Y puesto que lo habitual es que los bebés vayan tumbados o sentados en sus sillas paseo, tampoco es necesario excedernos con la ropa de abrigo ya que, mientras vayan en la silla estarán perfectamente protegidos con mantas o sacos polares. Por si acaso, nunca está demás llevar una prenda de abrigo extra junto con su muda de reserva.

Fácil de poner, fácil de quitar

Este consejo es a 'cómo vestir a nuestros hijos' lo que la piedra filosofal es a la alquimia. Se aplica tengan la edad que tengan y sea la época del año que sea, aunque adquiere mayor sentido en invierno que es cuando solemos vestirlos con varias prendas superpuestas.

Para evitar que se sientan prisioneros de su propia ropa, escoge prendas que no tengan demasiados botones ni costuras gruesas y complicadas. En lugar de eso, compra aquellas que tengan, por ejemplo, velcros, corchetes o cremalleras, éstas últimas para los niños que ya son un poquito más mayores y saben cómo abrirlas y cerrarlas.

Y no podemos olvidar el 'must' de la ropa de invierno para niños y que son los gorros, bufandas y guantes. Para evitar que les resulten incómodos, elige tejidos suaves y agradables al tacto. Y recuerda que los guantes y las manoplas, si se mojan, producen el efecto contrario del deseado así que, por lo que pueda pasar, lleva unos de repuesto.

A personas distintas, distintas sensaciones térmicas

Confieso que a estas alturas de mi vida aún soy incapaz de convencer a mi madre de que yo no tengo frío cuando ella se empeña en que sí. Y es que, aunque es muy probable que si tú tienes frío, tus peques también lo tengan, cabe la posibilidad de que esto no sea así.

Pregunta: ¿A que, para saber si tienen frío, les tocas las manos o los pies? Sin duda, es lo más frecuente pero ese es otro error de esos 'de toda la vida', porque es mucho más fiable comprobar la temperatura corporal tocando en la frente o en el cuello.

Esto es tan básico como el instinto de supervivencia. Si tus peques tienen algo de edad, ellos mismos te dirán que tienen frío y, en el caso de los bebés, basta con observarlos para ver que cuando tienen frío o calor están inquietos, lloran y su respiración suele ser más agitada.