Disfruta del sol sin descuidar tu piel

César Jiménez 18/08/2015 20:14

El sol es parte fundamental de nuestras vidas. Pero además de un elemento imprescindible de las mismas, es un elemento que hay que tratar con moderación. Su principal virtud es la de calentar por medio de la energía que transmite a través de la radiación infrarroja en la luz solar.

Otro elemento fundamental del sol es el aporte de vitamina D. La luz Ultra Violeta (UV) es necesaria, entre otras cosas, para que el organismo obtenga la vitamina D1, esencial para fijar el calcio en los huesos. Una persona de tez clara, rubia o pelirroja necesita unos 15 minutos de exposición al día, las personas con tez más oscura, necesitan algo más. Esta luz se recibe aunque nos expongamos al sol en un día nublado.

Otro efecto beneficioso del sol es su efecto sobre nuestro humor. Se ha estudiado su efecto beneficioso para muchas patologías. La ausencia de sol provoca fatiga, pérdida de interés en la vida diaria y mayor necesidad de dormir. Al volver a exponerse al sol estos síntomas desaparecen.

Pero los efectos de exponerse al sol también pueden ser negativos. Por ello debemos tomarlo con cuidado. Los principales inconvenientes son:

  • Quemaduras solares. Son las causadas por rayos UVB, que son el 10% de los rayos ultra violeta. Calientan más que el resto, aunque los bloquean las nubes o el vidrio. Son los responsables del bronceado, pero también de las quemaduras.
  • Dermatitis, provocada por los rayos UVA. Son el 90% de las dermatitis provocadas por el sol. Suelen sufrirla más las mujeres y a principio del verano. Requieren de una alta fotoprotección para evitar sus consecuencias 50+
  • Envejecimiento, es uno de los efectos del sol en la piel. El sol acelera el envejecimiento programado de la piel, acrecienta las arrugas y hace que la piel pierda densidad y elasticidad.

Ante el sol debemos guardar unos hábitos razonables para aprovechar sus beneficios y evitar sus efectos negativos. Para ello, te damos 10 consejos:

  1. Evitar exponerse en las horas centrales del día, entre las 11 y las 15 horas.
  2. Utilizar cremas fotoprotectoras adecuadas a nuestro tipo de piel
  3. Evitar la exposición directa de menores de 3 años al sol. En caso de exposición, utilice fotoprotectores potentes y resistentes al agua, además de ropa que le proteja.
  4. Protéjase con ropa específica que evite los rayos UV, muchos fabricantes la diseñan.
  5. Cuide también sus ojos con gafas de sol adecuadas. Los ojos deben protegerse con lentes de categoría CE 3 ó 4 para filtrar efectivamente de los rayos UV
  6. Aplique una buena cantidad de fotoprotector antes de salir de casa.
  7. Renueve la protección solar al menos cada dos horas o tras bañarse o sudar en exceso.
  8. No olvide aplicarse sol en partes que olvidamos y nos quemamos más frecuentemente, como empeines, nuca, orejas, nariz o la parte superior de la cabeza, frente o calvas.
  9. La protección SPF (Factor de Protección Solar) indica la protección para su piel, no el tiempo a partir del que debe renovarla.
  10. Los fotoprotectores también caducan, así que lea la fecha de caducidad en caso de tener un bote del año anterior.

Los diferentes tipos de piel requieren diferente tipo de fotoprotector. Para saber cuál debemos comprar para nuestro tipo de piel podemos seguir esta simple distribución:

  • Si eres rubio, pelirrojo, con piel blanca o incluso pecas, que habitualmente te quemas en la playa, el SPF (Factor de Protección solar) debe ser 50+ mientras que el PPD (índice que mide la capacidad de producir pigmentación en la piel duradera o inmediata) debe ser 20.
  • Si nuestro color de pelo es color café, nos bronceamos de forma habitual, pero de vez en cuando nos quemamos, el SPF debe ser al menos 30 y el PPD 10.
  • Si nuestro color de pero es oscuro o negro, nuestra piel es oscura y no nos quemamos habitualmente. EL factor SPF debe ser al menos 20 y el PPD 8.