Un niño sano en edad escolar sufre de tres a ocho resfriados al año

César Jiménez 14/12/2016 14:42

La gripe es más brusca y severa, con fiebre, escalofríos, malestar, dolor de cabeza, incluso vómitos o calambres abdominales. El resfriado se centra más en las vías respiratorias, como mocos, estornudos, algo de tos y apenas algo de fiebre. Un niño en edad escolar o de guardería puede sufrir de 3 a 8 resfriados a lo largo de todo el año, con más frecuencia en los meses fríos.

Como infecciones víricas que son, se contagian principalmente por los estornudos o con restos en las manos contaminadas. Y además, es más fácil contagiarse en ambientes cerrados como oficinas y colegios.

Para prevenir estos virus lo único que se puede hacer es lavarse las manos y evitar el contacto directo con individuos afectados. En la gripe sí que se recomienda la vacunación cuando existan enfermedades crónicas que se puedan agravar tanto en la persona que se vacuna como en el entorno.

Una gripe o catarro de larga duración que pueda complicarse puede acabar convirtíendose en sinusitis, crisis de asma, otitis o neumonía. Por eso, los niños con fiebre y síntomas gripales deben ir al pediatra en las siguientes circunstancias:

  • Si la fiebre persiste más de 3 días a pesar de la administración de antitérmicos.
  • Si presenta dificultad respiratoria que no mejora tras los lavados nasales.
  • Si no deja de toser de forma continuada o la tos va en aumento.
  • Ante el dolor de oído.
  • Si tiene la sensación de enfermedad grave: afectado en su estado general, apático o letárgico.
  • Si vomita repetidamente, rechaza el consumo de líquidos o presenta algún signo de deshidratación.
  • Ante una crisis cerebral febril o cualquier otra manifestación neurológica, como convulsiones, etc.
  • En cualquier caso que presente fiebre elevada y desconozcamos la causa.

En caso de que no se cumplan estos requisitos anteriores para llevarlo al pediatra, el niño debe consumir líquidos abundantes, se debe humidificar el ambiente para prevenir la deshidratación y facilitar la eliminación de secreciones. Conviene aliviar los mocos mediante pañuelos y lavados nasales, especialmente en los más pequeños para facilitarles la respiración y acortar la duración de la enfermedad. Además de esas recomendaciones se deben aliviar los síntomas de fiebre, malestar y dolor de cabeza con antitérmicos y los ibuprofeno y paracetamol en dosis recomendables para la edad y peso del niño.

Se desaconseja el consumo de aspirina en niños o adolescentes durante fiebres que pudieran ser causados por la gripe, fundamentalmente porque se ha relacionado con la enfermedad de Reye, una situación rara que ocurre casi exclusivamente en menores de 18 años y causa daños hepático y cerebral severos.

La tos es un mecanismo de defensa de la vía respiratoria que puede ser molesto y frecuentemente preocupa a los padres, aunque su tratamiento no siempre es necesario y tiene como consecuencia una mejor limpieza de la mucosidad del sistema respiratorio.

Los antibióticos no aportan ningún efecto beneficioso en estas infecciones y su consumo resulta perjudicial, tanto por sus posibles efectos adversos como por la selección de gérmenes resistentes.