Llega el otoño: ¡dime qué síntomas sufres y te diré qué síndrome tienes!

Andrea Arnal (@AndreaArnal) 14/09/2016 13:22

El síndrome postvacacional (también en los más pequeños)

Para los que estén aterrizando o volviendo a las aulas. El síndrome postvacacional es altamente conocido por todos, pero nos hemos enterado hace poco que tiene nombre. Y puede afectar a todas las edades. Aunque no es una enfermedad, tiene síntomas reales, tanto psíquicos como físicos. Si te sientes cansado, fatigado, sin sueño, con dolores musculares, sin ganas de comer o sin poder concentrarte, es posible que lo estés sufriendo.

La astenia otoñal... jo, qué triste es la vida

Estás apático, cansado, tienes somnolencia y te inunda una enorme tristeza. Lo que tienes es astenia otoñal y tenemos buenas noticias, porque es transitoria. Se trata de un síndrome que aparece con el cambio de estación como respuesta del organismo a los cambios medioambientales, que alteran los biorritmos y el ciclo de vigilia-sueño. La principal responsable de esta alteración es la melatonina, una hormona encargada de regular el sueño. Su producción aumenta con la reducción de la luz solar, que viene acompañada por una bajada de serotonina, conocida popularmente como la hormona de la felicidad. Eso sí, si tras pasados unos días estas sensaciones no desaparecen, quizá debas acudir a un especialista.

Síndrome de la India: el problema de las expectativas

Llevabas preparándolo 'mil años'. Tenías los pasaportes en regla, las vacunas puestas, el itinerario aprendido de memoria y veinte guías del país bajo el brazo. Tus expectativas son altas: quieres empaparte del misticismo y la paz, pero cuando llegas solo encuentras pobreza, suciedad o violencia, lo que te produce una fuerte angustia que puede llegar a derivar incluso en un comportamiento paranoico hacia la propia población local. Sí, tienes el síndrome de la India.

Síndrome de la India (bis)

Aparte, el síndrome de la India también se conoce por una manifiesta 'obsesión por la meditación' al acudir al país de los mil colores. Si tu compañero, a la vuelta de las vacaciones (que ya sabes que ha ido a Nueva Delhi por sus fotos de Facebook) se pasa los días enteros haciendo yoga, no come (ni se le ve por la cafetería) y parece agotado físicamente, lo tiene fijo.

El síndrome de Montaigne o la necesidad de (volver) a viajar

Hay tres tipos de personas: las que se han pasado todo el verano (y gran parte del año) viajando, las que se han 'permitido el lujo' de alguna que otra escapada, y las que, directamente, han pasado las vacaciones en la piscina municipal de su barrio. De las primeras, es probable que algunas lo hagan por algo totalmente distinto a lo que piensas: tienen el síndrome de Montaigne, es decir, la necesidad de viajar para evitar algún problema comprometido o alguna situación que le trastorna. Viajar es su vía de escape.

Síndrome de la clase turista: te duele 'to'

Acabas de llegar de Nueva York, y te has tirado al final un día entero viajando entre escala y escala. Tu cuerpo está destrozado y ya no sabes ni cómo ponerte en la oficina. Tienes el síndrome de la clase turista. Conocido también como la trombosis del viajero, consiste en la aparición de síntomas derivados de sufrir una trombosis venosa. Claro, se ha acumulado la sangre en tus venas por el poco espacio que tienes en el avión y se han formado unos coágulos, que pueden liberarse a la circulación y provocar una embolia de pulmón, que se manifiesta habitualmente en forma de dificultades respiratorias, taquicardia, dolores en el pecho y, en algunos casos, pérdida de conocimiento.

Extra: lo que dicen los expertos

Independientemente de lo identificado que te puedas sentir con estos síndromes, lo cierto es que, tal y como explica Jesús Criado, neuropsicólogo cognitivo, "el acortamiento de los días es real, y la falta de vitamina D y luz pueden influir en el ánimo". Eso sí, "hay otras cosas que influyen mucho más en nuestro ánimo, como las cuestiones hormonales, las circunstancias personales y las propias oscilaciones en los trastornos de la gente", añade.

Además, hay que recordar que, por mucho que estos síndromes se parezcan a lo que sientes, no son trastornos, por lo que no están catalogados como 'enfermedades' (y, por tanto, no se tratan por un psiquiatra ni requieren medicación). Por lo que, no, no te darán la baja. En cualquier caso, si ves que estos síntomas persisten en el tiempo, los expertos recomiendan siempre acudir a un especialista.