Ablación de clítoris, exclusión... los peligros de la mujer inmigrante

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 08/03/2010 00:00

La comunidad china comenzó a emigrar a Europa a principios del siglo XX. Durante los primeros años sólo llegaban a nuestro país hombres con un claro objetivo: ganar dinero para ayudar a su familia.

El sueño Europeo hizo mella en el país asiático en los años 90. Y tanto hombres como mujeres jóvenes decidieron embarcarse en la aventura de viajar hasta este continente para crear su propio negocio.

Según datos de la Asociación de Chinos en España actualmente viven en nuestro país cerca de 60.000 chinos, el 40 % de ellos son mujeres, que trabajan mayoritariamente en la hostelería, en tiendas de ropa y de limpieza.

Según un estudio realizado por Suping Pan, corresponsal de la revista 'China Hoy', en comparación con los inmigrantes chinos en otros países de Europa, el nivel cultural e idiomático de los inmigrantes chinos en España es muy bajo.

Eso sí, las mujeres "suelen disfrutar de igualdad salarial con respecto a sus compatriotas masculinos". Algo que no ocurre ni siquiera en nuestro país.

Así las cosas, las mujeres chinas no tienen que enfrentarse, normalmente, al problema de encontrar un trabajo. Pese a esto, desde la Asociación de Mujeres Chinas en España, denuncian "prejuicios de la sociedad española en ámbitos como el de la sanidad o la educación".

Un fino velo que no deja ver la realidad

La mayor parte de las mujeres musulmanas que viven en España son de origen marroquí. "Según las estadísticas, las mujeres de origen árabe o asiático son las que en mayor medida copan las cifras de reagrupadas y, por lo tanto, no tienen permiso de trabajo", nos explica la presidenta de la Unión de Mujeres Musulmanas de España (UMME), M. Laure Rodríguez Quiroga.

En estos casos, las mujeres son obligadas "por ley" a depender económicamente de los hombres (maridos o padres).

Cuando no se da esta circunstancia, "las mujeres musulmanas se dedican a lo que la legislación española les permite. Para una mujer nacionalizada o de origen español, su dedicación es amplia", nos comenta la presidente de la UMME.

En cambio, para una inmigrante con permiso de trabajo "la ley de Extranjería sigue realizando sesgos laborales", matiza Rodríguez. Así, ellas sólo se podrán dedicar a trabajos de hostelería, agricultura o servicio doméstico.

Además de esta dificultad, los cientos de mujeres musulmanas que viven en España tienen que enfrentarse a diario con los estereotipos y prejuicios que de ellas se tienen y que se resumen en "que son mujeres sumisas, que se encuentran en inferioridad, que suelen llevar un pañuelo y que soportan la poligamia", nos cuentan desde la UMME.

Es curioso como la gente sigue preenjuiciando a los demás por su aspecto exterior. Desde la Asociación Española para la Promoción y Defensa de los Derechos de los Musulmanes, nos cuentan un ejemplo de ello.

La propia vicepresidenta sufrió el rechazo de la sociedad por ir con velo "aún siendo española", nos matizan.

Aunque, en realidad, apuntan a que es un problema sobretodo desde dentro de las empresas, "que prefieren no contratar a estas mujeres, sobretodo por llevar la hiyab y tener que estar cara al público".

Pero desde la asociación quieren dejar claro que, por su experiencia, no suelen tener más problemas que cualquier otro inmigrante en una situación similar ya que, además, "existen en España mecanismos de integración".

Derechos mutilados

En cuanto a las mujeres africanas en nuestro país, padecen, por desgracia, la misma falta de derechos que en los de origen. Hablamos de la mutilación genital femenina, a la que se ven sometidas más de 8.000 africanas al día.

En España se tuvo constancia de estas prácticas a raíz de varios casos de niñas inmigrantes que pidieron auxilio a sus profesores en el colegio y al Defensor del Pueblo.

De hecho, la población infantil en situación de sufrir esta práctica en España ha aumentado un 43%, según el último mapa actualizado por el Grupo Interdisciplinario para la Prevención y el Estudio de las Prácticas Perjudiciales de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El Gobierno español decidió tomar medidas. En 2005 se aprobó la Ley Orgánica para perseguir extraterritorialmente la ablación femenina.

Además, los investigadores han reeditado materiales de prevención, como un manual sobre la mutilación genital femenina y una guía para profesionales.