Detienen en Cataluña a 15 miembros de una red especializada en robos de motos

AGENCIA EFE 05/06/2009 10:40

Según han informado en rueda de prensa el jefe del área de investigación del crimen organizado de los Mossos d'Esquadra, Jordi Ollé, los integrantes de la red, de los que nueve ya han ingresado en prisión, son de origen magrebí y actuaron los últimos dos años sobre todo en la ciudad de Barcelona, donde podían robar entre tres y cuatro motos cada noche.

Una prueba de la importancia de la red ahora desarticulada es que desde que se realizaron las primeras detenciones, el pasado mes de abril, los robos de motocicletas y ciclomotores en el área de Barcelona han bajado entre un 30 y un 40%, según fuentes cercanas al caso.

Pese a que la red desarticulada se dedicaba supuestamente a varias actividades delictivas, su principal misión consistía en robar motocicletas y ciclomotores de pequeña cilindrada -de 50cc, 75cc y 125cc-, así como furgonetas que luego utilizaban para cargar y transportar las motos robadas, de las que casi 300 ya han podido ser recuperadas.

Para perpetrar los robos, los miembros de la banda actuaban de noche y en grupos de cuatro o cinco y no dudaban en llevarse las motos con el candado, ya que las cargaban a peso en la furgoneta para transportarlas.

En una sola noche, cada célula del grupo podía robar entre tres y cuatro motocicletas, tantas como cabían en el interior de las furgonetas. Primero pasaba un equipo de inspección, que "marcaba" las motos a sustraer, y luego, en apenas unos segundos, dos integrantes del grupo las cargaban en la furgoneta.

Los vehículos sustraídos eran desmontados y enviados por piezas a Marruecos, donde se revendían en el mercado negro a unos 1.000 ó 1.500 euros, muy por debajo de los precios del mercado.

Para trasladar a Marruecos el material robado, los miembros del grupo -que tenían una gran movilidad y no se les conocía un domicilio fijo- utilizaron en primer lugar viajes por carretera, con una furgoneta en la que cargaban las piezas desmontadas, "tapadas" con chatarra y electrodomésticos, que también vendían en Marruecos.

Sin embargo, como cada vez sentían más cerca las sospechas policiales, decidieron cambiar de estrategia y embarcar las furgonetas cargadas con el material robado en ferrys que iban desde Barcelona hasta Tánger.

Los miembros del grupo, con edades comprendidas entre los 21 y los 43 años, procedían en su mayoría del área de Casablanca y no tenían ninguna actividad laboral conocida en España.