La Iglesia católica congela la mediación ante las FARC hasta que asuma el nuevo Gobierno

AGENCIA EFE 05/07/2010 16:54

"Estamos esperando al nuevo Gobierno, a que nos autorice a entrar en conversaciones", explicó a los periodistas el secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Juan Vicente Córdoba, al comienzo de una asamblea en la sede de esa entidad en Bogotá.

Córdoba remarcó que "nunca la Iglesia hace una mediación sin permiso del Gobierno" y, por tanto, se determinó detener cualquier acercamiento con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hasta que asuma el presidente electo del país, Juan Manuel Santos, quien sustituirá al actual mandatario, Álvaro Uribe, a partir del 7 de agosto.

Sobre Santos, el secretario general de la CEC comentó que lo ha visto "flexible", "dialogante" y "abierto a comenzar de cero" los diálogos con las FARC, "con disposición a hacer un nuevo camino".

La senadora opositora colombiana Piedad Córdoba, mediadora ante las FARC, y el obispo de Magangué (norte), Leonardo Gómez, reafirmaron la semana pasada su voluntad de "seguir trabajando en la búsqueda de la libertad de los secuestrados y la paz".

Ese jerarca de la Iglesia católica, junto con delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), acompañó a Córdoba en el proceso de liberación unilateral en marzo pasado de dos rehenes de las FARC: el soldado Josué Daniel Calvo y el sargento Pablo Emilio Moncayo, quien estuvo secuestrado más de 12 años.

Tras esas entregas, las FARC anunciaron que no iban a hacer más liberaciones unilaterales y ratificaron su apuesta por el intercambio humanitario de secuestrados por guerrilleros presos.

Monseñor Gómez comentó hace unos días, sin dar detalles, que hay "perspectivas" de liberación de los 19 policías y militares (17, según las FARC) que los rebeldes mantienen en su lista de "canjeables".

Sin embargo, el Gobierno, a través de su ministro de Defensa, Gabriel Silva, sostuvo que tiene "poca confianza" en que se puedan dar esas liberaciones y acusó a las FARC de aprovecharse de la "buena fe" de la Iglesia católica para dar "falsas esperanzas" al país y a las familias de los cautivos.