Según dicen, un Imán les somete a un desagradable acoso que parece haber emprendido una Yihad personal contra las prostitutas y cualquier musulmán que las ronde. Aseguran que se ponen en la puerta de los negocios e intimidad a todo aquel que intenta entrar a los negocios haciéndoles perder clientes y dinero. La gente que pasa por aquí tiene miedo, explica un tendero. Aquí lo único de lo que se trata es de que la calle esté libre de peatones y que cada uno puede hacer con su vida lo que quiera, cuenta otro vecino.
Por su parte, la comunidad islámica dicen que todo es mentira, y que los rumores parten desde que empezaron a recoger firmas para acabar con la prostitución presente en la zona.