Madeira intenta volver a la normalidad entre la desolación y la muerte

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 22/02/2010 00:00

Los 42 muertos contabilizados al final del domingo eran diez más de los que se informó el sábado por la tarde, cuando amainó el temporal que desencadenó las enormes riadas y los deslizamientos de tierra que han devastado la turística capital del archipiélago luso.

Los habitantes de Funchal temen que aún aparezcan más muertos a medida que se retiren las piedras, el barro y la acumulación de troncos y escombros en muchas zonas de Funchal y de los municipios de sus alrededores.

Según el secretario de Asuntos Sociales de la región, Francisco Ramos, hay también 120 heridos y más de 250 desalojados, que han sido acogidos en instalaciones militares e instituciones públicas. Hoy han pasado su segunda noche fuera de sus casas.

Las lluvias torrenciales que cayeron durante casi 15 horas sobre la isla, de 250.000 habitantes, así como su agreste orografía, con numerosos núcleos urbanos repartidos por laderas y quebradas, desencadenaron la peor tragedia que recuerdan los madeirenses, acostumbrados a riadas y hundimientos, pero no de esta magnitud.

En medio de la tragedia que viven cientos de personas por la pérdida de seres queridos, casas y bienes, las autoridades pusieron a trabajar cerca de medio millar de camiones y maquinaria pesada para despejar calles y carreteras y abrir caminos provisionales a pueblos y urbanizaciones que permanecían aisladas desde el sábado.

Se recuperan las comunicaciones

Las comunicaciones telefónicas, gracias a equipos de transmisión móvil y vía satélite, han sido ya restauradas en toda la isla, según fuentes oficiales, aunque los tendidos aéreos, al igual que el sistema de energía eléctrica, pueden tardar semanas en volver a la normalidad. Una tercera parte de la población de Funchal no tiene agua potable por la destrucción de una cañería central del sistema de conducción.

La normalidad ha vuelto en buena medida al puerto de la capital y al aeropuerto, que ya ha empezado a operar los primeros vuelos comerciales. En el aeropuerto se ha instalado un depósito de cadáveres y un contingente especial de médicos forenses llegados de Lisboa ha reforzado los equipos disponibles en la isla.

Desde el continente han llegado también helicópteros, submarinistas -para buscar cuerpos en la bahía de Funchal- y efectivos de la Guardia Nacional Republicana con perros entrenados en la búsqueda de víctimas.

Hoy mismo llegará al puerto la fragata militar Corte-Real, equipada con materiales de ayuda humanitaria y que lleva a bordo un destacamento de fusileros, para colaborar en las tareas de limpieza, y puentes de campaña, para sustituir algunos de los que se llevaron las aguas.

El Gobierno portugués celebrará además hoy un Consejo de Ministros extraordinario en el que decretará tres días de luto nacional y adoptará medidas para ayudar a la recuperación de la isla, uno de los principales destinos turísticos del país, que visitan anualmente más de 800.000 personas.

Además de Funchal han sufrido graves daños varios municipios de las inmediaciones, como Ribeira Brava y Santa Cruz, en cuyas zonas altas, pobladas de casas edificadas en barrancos y laderas, la fuerza torrencial del lodo y agua se llevó decenas de vehículos y derrumbó varias viviendas.