Ace y su hijo Mooch son dos pitbull que vivían en condiciones extremas en el interior de una caravana. Sin agua, sin comida y... sin energía.
Pero un buen día, Ace escuchó a los vecinos y vio su última oportunidad para sobrevivir. Sin pensarlo, saltó contra la ventana de la caravana. El impacto provocó un fuerte estruendo de cristales rotos, lo que alertó a los vecinos, según informaciones de Schnauzi.com.
El pequeño, Mooch, era un esqueleto viviente. No tenía fuerzas para moverse ni para levantar la cabeza. Cuando uno de los vecinos sacó al perro de la caravana, advirtió que en el interior del convoy había únicamente dos latas de comida para perro totalmente vacías. Estaban mordisqueadas e incluso había un diente en su interior, seguramente por la desesperación de los animales de poder introducir algún alimento en su estómago. Asimismo, también había una bañera llena de agua.
Lo más extraño es que los vecinos jamás habían oído ladridos y en alguna ocasión únicamente percibieron el sonido de un cortacésped, por lo que la sorpresa al encontrar a los dos animales completamente consumidos y desnutridos fue mayor.
Al parecer, según las investigaciones, alguien había pasado por la caravana pero sin atender ni prestar ninguna atención a los animales.
Después de este fatal episodio, los dos perros fueron trasladados al "SPCA – Serving Allegany County, NY" donde están bien cuidados.
Su antiguo dueño, Eugenio N. Charles III, ya ha sido acusado por delitos de crueldad animal, tortura, heridas a los animales y no proporcionar sustento adecuado a los perros.