Un acusado de atropellar hasta la muerte a su ex mujer en Granada jura "por Dios" que no la vio al arrollarla

EUROPA PRESS 25/10/2011 14:18

El hombre, identificado como Francisco P.S., acusado de atropellar hasta la muerte a su ex mujer en la A-44 el 26 de febrero de 2009, cuando ambos regresaban de un hospital de Granada hacia Lanjarón, donde residían por separado, ha jurado "por Dios" y por su "honor" que no la vio cuando la arrolló. Además, ha negado que agrediera a su mujer durante los 20 años de matrimonio o con posterioridad a su divorcio y ha dicho que es una persona "pacífica y tranquila", que considera que "un hombre que maltrata a su mujer es un verdadero canalla y un cobarde".

Durante su declaración en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada, que lo juzga desde este martes por un delito de asesinato, maltrato habitual y maltrato de obra, por los que se enfrenta a 23 años y medio de cárcel, el procesado ha relatado que aquel día su ex mujer, Concepción Peñate, se había ofrecido a acompañarle a Granada para que se sometiera a una operación de cataratas en un ojo. Al salir del hospital, los dos se montaron en su vehículo en dirección a Lanjarón.

El acusado ha asegurado que condujo "con mucha precaución" por su reciente operación, porque llevaba uno de los ojos tapados y porque tenía que llevar gafas de sol, si bien, en un momento del trayecto, en la A-44, cuando procedía a adelantar un camión, rozó su coche con éste, y ambos vehículos tuvieron que parar. Conchi, como así la ha llamado en todo momento el imputado por su muerte, se bajó entonces del automóvil y comenzó a andar por el arcén de la autovía hacia Granada, según su ex marido, porque se había "asustado" por el incidente.

Entonces, el hombre le dijo al camionero que iba a ir a buscarla "para recogerla" y se subió a su coche, dando marcha atrás por el arcén de la autovía. Ha afirmado que en aquel momento estaba "muy nervioso", tanto que no se dio cuenta de que estaba rozando uno de los laterales con el vehículo el quitamiedos.

De pronto sintió un "ruido", un "golpe" en la parte trasera, paró y marchó "un poco" hacia adelante para "enderezar" el coche y ver qué había pasado. "Cuál fue mi sorpresa que vi que Conchi estaba allí tumbada", ha indicado el procesado, que asegura que sus dificultades de visión de aquel día le impidieron darse cuenta de que estaba atropellando a su ex mujer. "Le puedo jurar por Dios y por mi honor que en ningún momento vi a Conchi", ha sostenido ante el tribunal.

Al verla allí "tendida" intentó levantarla pero no pudo, y pensó en llamar a una ambulancia pero, según ha dicho, no recuerda si lo logró o no. Tampoco tiene el recuerdo de las personas que comenzaron a acercarse al lugar y a preguntarle qué había pasado, porque estaba "en shock, aturdido e impactado". "No estaba en mis cabales", ha remarcado el acusado, que asegura que se quedó sin habla y tuvo que sentarse porque le temblaban las piernas.

NIEGA VEJACIONES O HUMILLACIONES

Francisco P.S. que ha sido conductor de autobús durante 30 años, ha negado que durante el matrimonio o ya tras el divorcio, que se produjo en octubre de 2008, vejara a su ex mujer, o le impidiera ir a ver a su familia a Las Palmas de Gran Canaria, de donde procedían ambos. "Era yo el que me quería ir a Las Palmas, y ella es la que prefería Lanjarón", ha apuntado el inculpado, que ha dicho además que ambos se divorciaron por la diferencia de edad --él tiene 70 años y ella habría cumplido 58-- y porque él padece una serie de enfermedades --como diabetes, artrosis o depresión-- que le quitan las ganas "de baile o de fiesta".

No obstante ha afirmado que las relaciones eran "muy buenas" tanto antes del divorcio como después, y la mujer continuaba ayudándole en las tareas de la casa, iba a cocinarle o ponerle la lavadora. "Jamás", ha asegurado, la agredió o la humilló, y su intención, aquel 26 de febrero de 2009, no era ni mucho menos matarla. "Yo a Conchi la quería mucho y estaba muy enamorado de ella", ha concluido.

A continuación ha declarado la hermana de la víctima que, en contra de lo que ha señalado el procesado, ha asegurado que las "humillaciones" a Concepción eran continuas, aunque ella nunca reconoció que era "una mujer maltratada". Según ha explicado, su hermana no podía nunca a sentarse a comer en la misma mesa que su marido, y sólo cuando éste terminaba su primer plato, su segundo y su postre, ella podía también almorzar o cenar, lo que siempre hacía sola.

"Mi hermana era su sirvienta y su enfermera", ha precisado la testigo, que además ha resaltado que Francisco "no la dejaba viajar sola" y no aceptó nunca que ella "tuviera una familia", y de hecho, tenía que llamar por teléfono siempre "a escondidas". Tras el divorcio, la hermana llegó a confesarle que tenía "miedo de su ex marido", pero ella se negaba a denunciar. "Si lo hago, me mata", asegura que le llegó a decir.

También la sobrina de la fallecida ha relatado un episodio que vivió en el verano de 2008, en el mes de agosto. Según ha recordado, el matrimonio la llevaba, a ella y a su hija menor de edad, en su coche hacia el aeropuerto de Granada, después de que hubiera pasado unos 12 días con la pareja en Lanjarón. En el camino, Francisco comenzó a meterse con la sobrina de su mujer, con su madre, y con su pareja, y, en un momento dado, hizo que las dos se bajaran al arcén de la autovía, donde las dejó a ambas obligando por otra parte a que su ex mujer se subiera de nuevo en el coche.

Durante la sesión de este martes, han declarado además las que eran concejales de Igualdad y Bienestar Social en el Ayuntamiento de Lanjarón cuando Concepción fue a pedir ayuda por su situación con su ex marido. Las dos han coincidido en el miedo que Concepción tenía a su ex marido, que la sometía, según les contó, a continuas "humillaciones verbales". "Ella llegó a decir que no quería ser un número más", ha señalado una de las ediles.

En la causa, además de la Fiscalía, están personados la Abogacía del Estado, que atribuye los mismos delitos y solicita las mismas penas que el Ministerio Público, la hermana y el hermanastro de la víctima, que piden un total de 24 años de prisión para el acusado e indemnización de 200.000 euros para cada uno de ellos. El juicio, que está previsto que se prolongue hasta el próximo viernes, continuará este miércoles con la declaración de más testigos, el jueves con las periciales, y finalmente el viernes con las conclusiones y los informes de las partes.