“Me encantan”, asegura la mujer en una entrevista en el programa de televisión “Mi extraña adicción”.
“Cuando empiezo a pensar en el sabor de las galletas, mi boca se hace agua”, comenta Mary que tiene una variedad inusual de este tipo de comida en su casa de Michigan, según publica el diario Daily Mail.
Al mes, Mary se gasta más de 200 dólares en comida para gatos para alimentar tanto a sus felinos como a ella misma.
Guarda provisiones tanto en el coche, como en su cartera como en la mesilla de noche para picar cuando tiene hambre.
Su hermano Tommy no puede entender esta adicción. “Es asqueroso. Hay cuatro grupos básicos de alimentos y la comida para gatos no es uno de ellos”, comenta.