Ceri Sheehan era un fotógrafo de Hertfordshire, un pequeño condado del sureste de Inglaterra, con mucho talento pero su vida se truncó cuando sus padres decidieron confiscarle los dispositivos electrónicos “para que se acostara antes”.
El adolescente, de apenas 15 años, argumentó que necesita los dispositivos, sobre todo la tableta. Pese a la insistencia del joven, los padres se negaron a “levantarle el castigo”.
Los progenitores no se percataron de ninguna situación extraña y, después de que un amigo con el que había pasado la tarde jugando a paintball lo echara de menos. Los padres comenzaron a registrar la casa pero creyeron que había salido a realizar fotografías. Tras salir a la parte delantera de la casa, el padre se lo encontró muerto en el jardín del domicilio familiar.
El suceso ocurrió el pasado 11 de junio pero hasta ahora los padres del adolescente no se han pronunciado públicamente, como han informado a Daily Mail.
La autopsia determinó que el joven británico falleció por asfixia y los agentes de policía examinaron el ordenador y su teléfono móvil y descubrieron que se había estado mensajeando la noche anterior al descubrimiento de su cadáver.
Una investigación también determinó que el joven estaba sufriendo depresión y que había intentado quitarse la vida mediante la ingesta masiva de pastillas un año antes de este terrible suceso.