Anastasio Gil García, reelegido director de Obras Misionales Pontificias en España para los próximos cinco años

EUROPA PRESS 26/01/2016 14:36

El nombramiento se realiza por decreto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que preside el cardenal Fernando Filoni, a propuesta de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que en su última reunión, el pasado mes de noviembre, aprobó la terna que se ha presentado a la Santa Sede.

Las OMP son una institución de la Iglesia universal y de cada Iglesia particular, surgidas con el objetivo de apoyar la actividad misionera en las regiones y ámbitos no cristianos. Son una única institución, integrada por cuatro obras distintas: la OMP de la Propagación de la Fe, la OMP de San Pedro Apóstol en favor del Clero Nativo, la OMP de la Infancia Misionera y la Pontificia Unión Misional.

Anastasio Gil García nació en Veganzones (Segovia) el 11 de enero de 1946. Es sacerdote de la diócesis de Madrid y fue ordenado en 1970. Es licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, Doctor en Teología por la Universidad de Navarra y Diplomado en Psicología Educativa.

En la Conferencia Episcopal Española fue subdirector del Secretariado Nacional de Catequesis entre 1988 y 1999, año en que fue nombrado director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias. Desde 2001 hasta 2011 fue subdirector Nacional de las Obras Misionales Pontificias.

Gil García ha expresado su agradecimiento por la confianza depositada en él por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Durante el mandato que acaba de finalizar los misioneros han sido una de sus prioridades, además del impulso de las jornadas misioneras que la Iglesia española celebra a lo largo del año.

Esta cercanía a los misioneros se manifiesta en viajes como el que acaba de finalizar a Honduras, donde ha podido reunirse con obispos y sacerdotes misioneros, miembros de las Obras de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana.

"Impresiona ver a estos misioneros, que han gastado su vida por el Evangelio y que incluso dejan por escrito, en su última voluntad, su deseo de ser enterrados allí donde les llevó la misión", subraya.