Tres días antes de su cumpleaños, la joven de Manchester dio a luz en su propia habitación, donde se cree que también le cortó el cordón umbilical y lo escondió en un cajón debajo de su cama. Como si nada hubiera pasado, al día siguiente fue a clase y no fue hasta 48 horas después de haber dado a luz cuando le pidió ayuda a sus mejores amigas para enterrar al bebé. Una de ellas, decidió contárselo a su madre, quien a su vez se puso en contacto rápidamente con la familia de la joven madre, que fueron quienes encontraron el cuerpo del bebé.
Al hacerle la autopsia, los médicos observaron que el bebé había muerto apenas dos minutos después de nacer. En su defensa, la joven dijo que no pensaba que el bebé estuviera vivo cuando nació, ya que ni siquiera lloró. A pesar de eso, la joven ha sido considerada culpable y tendrá que hacer frente a una condena de 10 meses y a pagar los costes del juicio, según explica el diario ‘The Sun’.