La polémica saltó cuando unas fotos del hijo menor del Príncipe de Gales desnudo jugando al billar se publicaron en las redes sociales. Enrique aparecia sin ropa acompañado de varias mujeres durante una fiesta privada en un hotel de Las Vegas.
El morbo o la curiosidad en la red provocó la visita de 154 millones de internautas que se tradujeron en unos ingresos de más de catorce millones de dólares en publicidad. Un negocio redondo para los que colgaron las imágenes del príncipe.
Pero no sólo los avispados que colgaron la foto en las redes socuiales han hecho una pequeña fortuna, la ciudad de Las Vegas también se ha visto favorecida por el escándalo real. Gracias al incidente se ha producido un importante impulso turístico con un importante aumento de visitantes que parecen escoger Las Vegas como el lugar ideal para disfrutar de unos días de descanso y diversión.
Nunca un escándalo real fue tan rentable, menos para el protagonista del mismo.