Una mujer española víctima de abusos por un sacerdote pide a la Iglesia que les mire "de frente" y "se arremangue"

EUROPA PRESS 03/03/2016 11:54

"Esto es lo que le pido a mi Iglesia: que nos mire de frente, que deje de protegerse y se arremangue", expresa la autora de esta historia que busca dar voz a unas víctimas silenciadas. En cualquier caso, también aplaude la tolerancia cero de Benedicto XVI y Francisco.

"No sé si un día curaré del todo. Lo que sí sé es que solo el amor puede curar el dolor. Por eso me indigna que sean tantas las víctimas que, lejos de encontrar en su Iglesia el amor y la justicia debidos, solo encuentran humillación, rechazo y desprecio, cuando no desconfianza, recelo y silencio", denuncia la víctima en un fragmento del libro adelantado por la revista Vida Nueva y recogido por Europa Press.

Aunque el relato no ofrece detalles concretos, sí refleja el 'modus operandi' del abusador, las consecuencias de las vejaciones sufridas --manifestadas, entre otras, en una anorexia mental--, el silencio y rechazo de algunos católicos y las lagunas del proceso canónico.

La autora, que prefiere permanecer en el anonimato, relata la "perversión" a la que fue sometida y explica cómo el vínculo espiritual que nace de la confianza en el sacerdote se transformó en "un grillete" que la mantenía "encadenada" a su agresor.

"Todavía hoy recuerdo cuando me decía: 'Si estuvieras casada, esto no pasaría'. Él, que clamaba airadamente por la indisolubilidad del vínculo matrimonial, no dudaba en traicionar los vínculos propios del ministerio sacerdotal", apunta.

Un día, según recuerda, ella le dijo que quería confesarse. "¡Claro que sí! --respondió él--. Pero tendrás que hacerlo con otro sacerdote". ¿Cómo podría yo explicar lo que estaba pasando?", se pregunta la autora. "Las mismas manos que administran el perdón y celebran la Eucaristía son las que nos abusan, nos dominan, nos atrapan y nos agreden. Es un sacrilegio", exclama.

Además, explica lo "duro" que le ha resultado volver a "entrar en una iglesia o sentarse ante una imagen de Dios o de la Virgen" después de haber padecido abusos en espacios eclesiales. Después de todo aquello, jamás se sentó frente al sacerdote que había abusado de ella. "Y, por si alguien se lo pregunta, jamás lo haría", añade.

ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO Y ESPIRITUAL

Por otro lado, la autora también explica cómo la terapia psicológica y la ayuda espiritual le han permitido levantarse. "Dios ha atravesado mi sufrimiento, ha penetrado mis miedos y ha acompañado mis debilidades. Él ha descendido hasta mi infierno y me ha liberado", asegura.

Junto a las reflexiones de la autora, el libro recoge el análisis de las dos personas que la han ayudado a salir adelante. Por un lado, el terapeuta de la protagonista, el psicólogo Javier Barbero y, por otro, su acompañante espiritual, el sacerdote Jose Luis Segovia.

"Reconozcámoslo --asegura Segovia en el libro---, durante mucho tiempo la Iglesia ha tenido pavor a mirar a los ojos a las víctimas. Las ha silenciado, mirando hacia otro lado o haciéndolas sospechosas, y a los culpables los ha convertido en meras piezas de un triste juego de ajedrez en el que la respuesta consistía en cambiar la pieza de casilla".