Unos estudiantes rifan millones en premios para dar la vuelta al mundo

AGENCIA EFE 22/05/2009 14:14

Hasta 12 automóviles, seis apartamentos y una casa diseñada especialmente para la ocasión forman parte de los más de 1.000 premios que los futuros arquitectos uruguayos ofrecen a cambio de financiación para el gran viaje de seis meses que los llevará a conocer los grandes hitos de la arquitectura mundial.

Ni las guerras, ni las crisis, ni los golpes de estado han impedido en los últimos 65 años que los jóvenes estudiantes organicen el sorteo más generoso y respetado del país, que se anuncia por televisión y cuyos resultados aparecen en los noticieros, y partan a conocer el resto del planeta.

Bajo el lema "Aprendemos de su arquitectura. Ellos de lo nuestro", la generación 2003 -llamada así por el año en el que entraron en la Universidad- se encuentra en mitad del arduo proceso del sorteo de este año, para el que recaudaron cerca de 6 millones de dólares.

Cada boleto de la rifa, de unos 100 dólares, permite participar en 12 sorteos durante todo el año, en cada uno de los cuales salen diez premios, además de algún regalo de consolación.

Con una organización completamente autónoma, los estudiantes dispuestos a participar en el viaje trabajan durante tres años antes de partir, asumiendo la responsabilidad de vender 250 participaciones en ese tiempo.

Como explicó a Efe Ariel Sofía, uno de los delegados de la generación 2003, "el trabajo es solidario. Durante dos años uno apoya a los compañeros de otras generaciones y en el último vendes para tu propio viaje. Así, en una situación ideal, de nuestro bolsillo no sale plata para el viaje".

Sofía contó que, además de vender, los estudiantes también organizan y eligen a los delegados, conocidos como el "Ejecutivo", que se encargan de gestionar tanto la rifa -comprar los premios, recaudar el dinero, organizar los sorteos- como el viaje propiamente dicho.

Asimismo, tienen a su cargo velar por la ejecución del principal premio, la denominada "Casa-rifa".

Cada año, la Facultad de Arquitectura celebra un concurso de vivienda cuyo premio es la construcción de la obra para que sea entregada al ganador de la rifa de arquitectura.

Así, los delegados tienen como misión buscar un lugar apropiado para levantar la casa y vigilar que esté lista para el sorteo.

Sofía explicó que la rifa surgió como una extensión del clásico premio de fin de carrera que la facultad otorgaba a su mejor estudiante y con el deseo de "democratizar" un poco el sueño de poder viajar por todo el mundo, "algo que no está al alcance de cualquiera en este país".

El dinero recaudado, una vez descontado el importe de los premios y los gastos de gestión, se reparte equitativamente entre todos.

El "Ejecutivo" se encarga entonces de comprar los pasajes y reservar los hoteles en nombre de todos los viajeros, a quienes ingresa periódicamente un dinero en calidad de dietas (unos 35 dólares por día), para evitar que alguien se quede sin blanca en mitad de la larga ruta.

México, Cuba, EE.UU., Japón, China, el Sudeste asiático, Rusia y casi todos los países de Europa occidental son los lugares en los que suelen recalar los arquitectos en ciernes gracias a la rifa.

Eso sí, la parte académica no se olvida en ningún momento, ya que el itinerario se define junto a un plantel docente, a quienes pagan parte del viaje.

Así, el viaje discurre en función de lugares urbanísticos y arquitectónicos donde se puedan ver obras fundamentales, visitar estudios arquitectónicos de renombre o recibir charlas de arquitectos de fama mundial.