Gintare Suminaite, de 30 años, acabó con la vida de su hija recién nacida tras dar a luz en el cuarto de baño de su casa, en la ciudad inglesa de Bognor Regis, condado de West Sussex. Según alega la defensa, en ese momento estaba mentalmente en shock, perturbada, porque "no se había recuperado de los efectos de dar a luz, o por los efectos de la lactancia que siguen al parto", así como debido a la abundante pérdida de sangre, tal y como recoge Mirror.
La acusación, por su parte, afirmó durante el juicio que causó la muerte de su hija "comprimiendo su cuello". Es por ello por lo que ha admitido el infanticidio, pero no el asesinato, algo que el juez ha terminado reconociendo como "aceptable", pues "cumple la verdadera culpabilidad y criminalidad en el caso".
La razón es que, a la luz de los múltiples informes que le fueron presentados por médicos y especialistas en psicología, reconsideró la acusación de asesinato para ahondar en una investigación exhaustiva y una "amplia revisión" de un caso que calificó como especialmente "sensible".
Por ello, el caso ha sido aplazado para su sentencia el próximo día 23 de enero. "Todas las opciones de sentencia permanecen abiertas", comunicó a la defensa.