La Policía ha acordonado lo que los medios de comunicación alemanes ya llaman la "casa de los horrores" en la localidad de Hoexter, en la frontera de Baja Sajonia con Renania del Norte-Westfalia, y están buscando más pistas.
El fiscal Ralf Meyer ha declarado que algunos investigadores creen que una mujer de 33 años fue encadenada y apaleada tras mudarse a la casa en el otoño de 2013 después de responder a un anuncio. La mujer murió el 1 de agosto de 2014.
"Ha habido abusos físicos importantes, hubo palizas, estuvo encadenada a un radiador, se le obligó a dormir en un suelo frío", ha declarado Meyer, a lo que añadió que la mujer acabó muriendo a causa de su situación deteriorada.
El fiscal ha asegurado que los investigadores basaron sus sospechas en el testimonio creíble de Angelika B., quien ha confesado los crímenes y ha asegurado haber actuado bajo el hechizo de su expareja, identificado como Wilfried W. Él, por su parte, ha negado cualquier responsabilidad.
Lo que llevó a la Policía a investigar esa casa fue la muerte el mes pasado de una mujer que murió en el hospital mostrando signos de haber sido torturada.