En el suceso, ardió el salón de la planta baja de la vivienda de dos pisos, pero las llamas se extendieron rápidamente por el mobiliario, cortinas y enseres. A la llegada de los bomberos, los propios vecinos intentaban hacer frente al fuego con mangueras del jardín, aunque resultaba insuficiente debido a las dimensiones que ya habían alcanzado las llamas.
Los vecinos se encontraban precisamente en el lugar por donde salía más humo y los bomberos los retiraron y aconsejaron que fueran asistidos por los servicios médicos.
Aunque los propietarios aseguraban que no quedaba nadie dentro de la vivienda siniestrada, los bomberos rastrearon a través del hueco de la escalera y desde una autoescala el interior de ambas plantas. Tan sólo encontraron un perro en una de las terrazas, al que protegieron en el mismo lugar, puesto que allí no corría peligro.
Las operaciones de extinción se prolongaron por espacio de casi tres horas. Una vez extinguido totalmente el incendio, los bomberos intervinientes tomaron mediciones de gases nocivos en el interior de la vivienda y aconsejaron a los vecinos que esperasen al menos 24 horas para volver a entrar.