La pequeña Gracie acudió al Chesterfield Royal Hospital de Calow (Reino Unido) para que le hiciesen unas pruebas. Mientras estaba allí comenzó a sentirse mal y soñolienta, síntomas que los médicos atribuyeron a una amigdalitis. Los doctores cancelaron la prueba y enviaron a la niña a casa.
Poco después los padres Gracie la llevaron a otro hospital porque tenía mucha fiebre y estaba teniendo dificultades tanto para respirar como para hablar. Tan pronto como llegó, le diagnosticaron síntomas propios de la meningitis. Los intentos de los médicos por salvar la vida de la pequeña fueron en balde, ya que sufrió dos paros cardíacos y no sobrevivió de aquella noche, según recoge el ‘Mirror’.
Ahora el padre de Gracie está compartiendo su historia para advertir sobre la gravedad de esta enfermedad y para que los padres estén atentos a los síntomas, dado que un sarpullido puede ser el último de los que se manifieste.