"Al final estas riquezas no dan seguridad para siempre. En cambio, llevan a menoscabar tu dignidad. Esto en las familias, tantas familias divididas. También en las guerras en cuyas raíces está esta ambición material que destruye y corrompe", ha señalado.
En este sentido, ha denunciado que las guerras comienzan en su mayoría por "avaricia de poder, de riqueza". Así, el Papa ha sentenciado que la verdadera lucha de cada día es "administrar las riquezas en función del bien común".
"Manteneos alejados de la codicia, dice el Señor. La codicia va hacia adelante, sigue y sigue. Es un paso que abre la puerta a la vanidad -que se cree importante, potente y al final crece el orgullo. Y a partir de ahí todos los vicios, todos. Son pasos, pero el primero es este: la codicia, el deseo de acumular riqueza", ha explicado el Papa.