"Especialmente en nuestro tiempo, en el que el perdón es un invitado poco común en los ámbitos de la vida humana, la llamada a la misericordia se hace más urgente, y esto en todas partes: en la sociedad, las instituciones, en el trabajo, e incluso en la familia", ha subrayado.
En este sentido, el Papa ha instado a la Iglesia a elegir "sólo lo que más agrada a Dios", es decir, "el perdón, la misericordia, el amor", en medio de una época de profundos cambios.
"Este Jubileo, en definitiva, es un momento especial para que la Iglesia aprenda a elegir sólo lo que más agrada a Dios: perdonar a sus hijos, tener piedad de ellos, para que ellos también puedan perdonar a sus hermanos, brillando como antorchas de la misericordia de Dios en el mundo", ha precisado.
Según ha recordado, celebrar un Jubileo de la Misericordia significa "poner de nuevo en el centro lo específico de la fe cristiana, Jesucristo, el Dios misericordioso" experimentando "el toque dulce y suave del perdón de Dios, su presencia y su cercanía sobre todo en los momentos de mayor necesidad".
Francisco también ha destacado que es necesario el trabajo de renovación de las instituciones y estructuras de la Iglesia, pero ha advertido de que, si sólo por un momento, se olvida la misericordia, "todos los esfuerzos serían en vano". "Nos convertiríamos en esclavos de nuestras instituciones y de nuestras estructuras, por mucho que se renovasen", ha indicado.
El Papa ha indicado que la raíz del olvido de la misericordia es "el amor propio, que se traduce en la búsqueda del interés propio, del acumular riquezas o de honores y mundanidad". "Las manifestaciones del amor propio, que hacen que la misericordia sea extraña al mundo hace que muchas veces ni siquiera seamos capaces de reconocerlas como límites y como pecado", ha concluido.