Ante los miles de fieles congregados en la residencia de Castel Gandolfo, el Santo Padre ha reflexionado sobre la "actitud central del cristiano" que, a su entender, debe de aprender "constantemente" de Cristo.
"El poder de Dios se manifiesta precisamente en la humildad, en dejarle a él como único omnipotente. Que la humilde Virgen María, que mañana celebramos con el título La Merced, se apiade de nosotros y nos ayude en el camino hacia Cristo", ha pedido.
Benedicto XVI también ha agradecido "de corazón" las oraciones con las que los fieles le acompañaron durante su viaje apostólico a Líbano, al tiempo que pidió seguir rezando por los cristianos de Oriente Medio, por la paz y por "el diálogo sereno" entre las religiones.
En su saludo a los peregrinos franceses, el Santo Padre recordó la proclamación en la ciudad francesa de Troyes como beato del sacerdote Louis Brisson, que vivió en el siglo XIX y fue fundador de las Oblatas y de los Oblatos de San Francisco de Sales.