"No hay ninguno que tenga un programa político con que se presente porque esto es un servicio a la Iglesia. Y en estos tiempos a todos nos queda claro que todo lo que vayamos a hacer tiene que ser compartido, trabajado en equipo, acercando posturas. Desde luego que uno tiene sus sueños, y que uno quiere como el Papa Francisco una Iglesia mejor, una vida consagrada mejor", ha declarado en declaraciones a la COPE recogidas por Europa Press.
Además, ha recordado una frase de Pablo VI --ojos abiertos, corazón sensible y mano pronta-- para afirmar que esta nueva presidencia quiere tener precisamente estas tres virtudes a las que añade 'oídos abiertos' para realizar "la obra de la caridad que está llamada a realizar la Iglesia en el mundo". También ha apuntado que tendrán que estudiar las aportaciones de los grupos que se hicieron en la asamblea de cara a los próximos dos años.
Por otro lado, ha subrayado la "valiosa hoja de ruta" que deja su predecesor en el cargo, el padre Elías Royón, y ha asegurado que quiere seguir ese camino de Iglesia "en comunión" pues, a su parecer, "jerarquía y carisma pueden entenderse, complementarse, pueden y deben mirarse a los ojos para encontrarse".
"Podemos anunciar mejor a Jesucristo si lo hacemos unidos, hemos avanzado en el buen entendimiento, la cercanía con nuestros pastores y debemos continuar el acercamiento fomentando la cultura del encuentro", ha precisado.
La vida religiosa es, según ha explicado una vida "vivida desde el espíritu" que tiene que "responder a los desafíos que la realidad" plantea. Asimismo, ha comentado que la vida consagrada ha sido "experta" en "estar en las periferias" y que aceptan la invitación del Papa de descubrir nuevas periferias, de estar en esas "fronteras".
Finalmente, ha manifestado la "importancia" de la formación en la vida consagrada para que la persona se conozca a sí misma, sea consciente de sus posibilidades y vaya creciendo, desarrollándose.
De las Heras, que fue elegido provincial claretiano de la Provincia de Santiago hace menos de un año, ha apuntado que se considera "un gran pecador como el Papa Francisco" y pide que recen por él y por toda la vida consagrada. En este sentido, dice haber aceptado su nombramiento "con actitud de servicio" y "vital", algo que "parece consecuente con esta forma de vida consagrada" una de cuyas cualidades es "la alegría con la que vive la vida".