Un juez del estado brasileño de Paraná ha prohibido el uso, por parte de menores, de las llamadas 'pulseras del sexo' después de que violaran a una chica de 13 años que las llevaba. Las pulseras de la polémica son unos finos brazaletes de colores al alcance de cualquiera -cuestan a un euro la docena- y aunque muchas veces quienes las llevan desconocen su significado, implican un juego sexual.
Quien muestra en su muñeca una de estas pulseras quiere sexo con quien logra rompérsela. El color del brazalete determina el tipo de práctica sexual. Con el color amarillo solo se obtiene un abrazo, el violeta implica un beso con lengua, el azul sexo oral y el negro sexo completo.
El problema en todo esto es que, a veces, los adolescentes desconocen su significado o simplemente las llevan como simple complemento.
La moda que nació en Reino Unido y después se extendió por EEUU, no sin causar problemas, ha llegado a Brasil. Aquí han violado a una chica y han matado a otras dos, en Semana Santa. Junto a los dos cadáveres había varias 'pulseras del sexo' rotas. EBP