El historiador llegó a recopilar hasta 29 cadáveres en su casa en una ciudad en el centro de Rusia, de los cuales, conocía la historia de cada una de las niñas. Las vestía de fiesta y celebraba el cumpleaños de cada una de ellas. Incluso, escribió un documento en su ordenador sobre cómo convertir los cadáveres en muñecas.
Su macabra obsesión fue descubierta por sus padres, en una visita tras volver de las vacaciones. Parece ser que su obsesión por la muerte es consecuencia de una experiencia que vivió en su infancia. Cuando tenía 12 años fue al funeral de una pequeña de 11 años. Sus familiares le obligaron a besar el cuerpo sin vida de la menor, y desde entonces, surgió en él un interés, calificado de enfermizo, por la muerte.
Finalmente el historiador ha sido ingresado en un psiquiátrico, por lo que no irá a la cárcel. Antes de lo sucedido, el protagonista -que controla hasta 13 lenguas- era calificado de "genio" por los que le conocían. Era considerado un maestro entre los historiadores especialiazdos en cementerios, informa Mirror.