Según informa el diario británico Mirror, Sally Roberts, de 37 años y su marido Ben no estaban conforme con la radioterapia con la que los médicos quería tratar un rebrote de células tumores que habían detectado en el cerebro del pequeño Neo tras haber superado una operación anterior contra un tumor similar.
Aunque el matrimonio ya no convive bajo el mismo techo ambos son de la opinión de que el tratamiento propuesto por los doctores es muy agresivo y se han asesorado con otros profesionales de la medicina quienes les han convencido de la posibilidad de hallar otros tratamientos.
Ante esta realidad Sally no ha dudado en llevarse a Neo del hospital en el que estaba ingresado ya que, según ella "no tenía ninguna opción" al sentirse ante un callejón sin salida.
Su acción ha desatado una auténtica cacería humana en todo el país ya que la comunidad entendía que el tratamiento era necesario para garantizar la supervivencia del pequeño Neo.
Pero Sally no había abandonado a su hijo a su suerte, de hecho, ambos fueron localizados en la localidad de Sussex en donde Neo estaba recibiendo sesiones en una cámara de oxígeno.
Según Sally, los médicos que han estado tratado a su hijo no le han aportado evidencias científicas concluyentes que justifiquen que la radioterapia es el único tratamiento posible. Además, ella teme que su aplicación dañe la estructura de su ADN, según le han informado otras fuentes médicas.
Pese a que nuevas células cancerígenas han vuelto a ser detectadas en el cerebro de Neo tras su fuga del hospital, Sally está convencida que el nuevo tratamiento iniciado sará sus frutos. Ella cree que esa células tumorales no son tales sino imágenes de tejidos inflamados.
Ahora su caso está en manos del Tribunal Superior de Londres, dónde un juez deberá decidir si Neo ha de ser sometido a un tratamiento de radioterapia o no.