Todo ocurrió el pasado 28 de diciembre cuando la mujer, de 42 años y de nacionalidad ecuatoriana, acudía a su trabajo en San Andrés de Llavaneras. La agresión se produjo mientras paseaba por el camino que transcurre en paralelo a las vías del tren de Llavaneras, una rutina que hacía a diario, según cuenta La Vanguardia. Por la zona a esa hora hay muchos marineros y buceadores, además de gente que practica deporte o pasea al perro.
El agresor la atacó brutalmente y le desfiguró la cara antes de agredirla sexualmente. Después, pensando que estaba muerta, la intentó arrojar al mar. Ella quedó en la zona de piedras del acantilado. En ese momento, gritó pidiendo ayuda, pero nadie la auxilió. Según el diario catalán, la policía busca a tres personas que ignoraron sus chillidos. Podrían ser imputados por denegación de auxilio.
La mujer logró arrastrarse entre las rocas y la arena hasta la estación, donde los empleados avisaron a Emergencias y la trasladaron al hospital. La víctima, en los primeros momentos, dio algunos detalles de su agresor, pero poco después sufrió un trastorno de estrés postraumático que la mantiene en silencio.
Los investigadores creen que el agresor estudió la rutina de la mujer y no descartan que ella lo conociera o que fuera alguien de su entorno. El juez ha decretado el secreto del sumario.