España, viejos delitos con métodos de nueva delincuencia

Enrique Pérez 24/09/2016 09:20

El miedo ha sido siempre una de las armas más poderosas en manos de los delincuentes. Ellos lo saben y ayudados con las nuevas tecnologías han dado el salto extorsionador con los denominados secuestros virtuales. En los dos últimos años, las fuerzas de seguridad del Estado han emitido varias alertas avisando de oleadas de llamadas con origen en países de América Latina en las que se reclamaban cantidades de dinero a cambio de salvar la vida a un familiar presuntamente retenido.

La Guardia Civil prefiere hablar en estos casos de “estafa telefónica” como lo califica, Alfonso Montero, del grupo de secuestros y extorsiones de la UCO; y lo diferencia claramente del otro tipo de secuestro, el exprés y que, a raíz del rapto y asesinato en Ciudad de México de María Villar, sobrina del presidente de la Federación española de Fútbol, ha sensibilizado de forma considerable a la ciudadanía española.

Para el capitán Montero, el secuestro exprés es un fenómeno “muy puntual” en nuestro país por el que no habría que “tener miedo”.

Un caso diferente son los secuestros virtuales. Sobre este tipo de delitos, el especialista de la benemérita en extorsiones recomienda estar informado sobre su existencia y mecánica. Eso, asegura, les hará más difícil a los delincuentes engañarnos. “Estemos alerta a las llamadas con prefijos 0056, especialmente, si no tenemos familiares en Chile”, afirma; o seamos precavidos con los teléfonos ocultos. Y, sobre todo, “nunca se debe de pagar”. Montero aconseja que antes hay que confirmar el supuesto secuestro intentado ponerse en contacto con el familiar retenido usando los móviles de otros allegados o transeúntes, y siempre, alertar a las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Los 'mensajes' del crimen de Pioz

La España que se sobresaltaba hace 26 años con crímenes como los de los hermanos Izquierdo en Puerto Hurraco (Badajoz), está ya ampliamente superada. Ahora, el miedo viene por una nueva delincuencia importada de los países del Este o de Sudamérica.

El domingo 18 de septiembre, los cuerpos de los integrantes de una familia aparecían asesinados y envueltos en bolsas en el interior de su vivienda en Pioz, Guadalajara. Las primeras investigaciones aseguran que llevaban, al menos, un mes muertos. Era un matrimonio de 40 años y sus dos hijos, una niña de tres años y un bebé de apenas doce meses.

Conforme avanza la investigación todo apunta a sicarios aunque el entorno familiar insiste en desvincularlos de cualquier actividad delictiva.

La brutalidad del crimen, el ensañamiento de los asesinos con los cadáveres (fueron descuartizados) y el hecho de que no respetasen ni a los niños ha sido interpretado como un paso más en la escalada delincuencial de estos grupos en nuestro país.

Explicaciones por la violencia

Para muchos, el crimen de Pioz era un mensaje para navegantes. Llevaba la firma de sicarios y en ese mundo, el asesinato de Marcos Nogueira y Janaína Santos Américo tenía una lectura con destinatarios concretos.

Pero desde el PSOE, están convencidos que los destinatarios somos todos los ciudadanos y que la amenaza es global. Por eso han presentado esta semana un escrito ante la Mesa del Congreso de los Diputados pidiendo explicaciones al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, por crímenes como el Pioz.

Los socialistas aseguran en su pregunta que hay un “repunte de delitos altamente violentos” y que como consecuencia hay “alarma” en la “sociedad española”. Añaden, además, que esta violencia, amplificada por los medios de comunicación, “incide en la percepción de la seguridad”.

El profesor de Sociología de Sciences PO, Alfonso Echazarra, aporta una visión diferente al contextualizar estos nuevos delitos. Cree que todo dependerá de la dimensión que alcancen "si se extendieran podrían generar mucha sensación de inseguridad” y explica que “la sensación de seguridad depende del miedo que genere el delito y la frecuencia percibida”.

Pese a la posibilidad de que se den incrementos puntuales, Echazarra no cree que “vaya a generalizarse” un aumento en la percepción social sobre la violencia en España. Sobre todo, teniendo en cuenta, como indica que nuestro país tiene una "delincuencia real muy reducida"

Solo un 3,1 % preocupado por la inseguridad ciudadana

A pesar de estas alertas, de la brutalidad criminal o de la constante presencia en los medios, la inseguridad ciudadana no es una preocupación para los ciudadanos.

Según el último barómetro del CIS de junio de 2016, solo un 3,1 por ciento de los españoles situaban a este problema entre las principales lacras del país.

Una percepción social que corre en paralelo con los buenos datos oficiales incluidos en el balance de criminalidad de 2015, aunque distorsionados en parte por los del primer trimestre de 2016, según critican los socialistas.