Stephen Curry dinamita el baloncesto

Javier García-Prieto 31/05/2016 23:56

Stephen Curry y sus Warriors consiguieron anoche agrandar la leyenda en la que van camino de convertir esta temporada, que ya es histórica. Parecía que los Thunder de Durant y Westbrook les iban a aguar la fiesta. Contra todo pronóstico, los de Oklamoha habían conseguido colocar un 3-1 en el total de la eliminatoria al mejor de 7 partidos. Tres soberanas palizas que hacían que su pase a The Finals pareciese inevitable. Pero enfrente Durant y los suyos tenían a un equipo que no parece de este planeta.

No nos vamos a casa

Primero vino el sexto, a domicilio. Jugando en casa los Thunder llegaron a marcharse hasta de 13 puntos. Nada que los triples de Curry y su hermano de derroche baloncestístico no pudiesen recortar. Y así fue. Los Warriors remontaron, Curry gritó su ya célebre “We´re not going home” y llevaron la eliminatoria al ‘a vida o muerte’ del séptimo partido. Un séptimo partido que empezó como el sexto, con OKC imponiendo su juego físico hasta marcharse, otra vez, por 13 puntos. Parecía un calco del sexto partido y lo fue. Frente al apabullante físico de los Thunder, los Warriors tiraron de talento, e hicieron lo que mejor saben hacer: meter más puntos que el rival. Un talento que acabó imponiéndose.

Una temporada de récord

La gesta es épica. Hasta ahora, sólo 9 equipos habían conseguido remontar un 3-1. Pero estos Warriors no entienden de récords. Y si los entienden, es para hacer que salten por los aires.

- Superaron las 72 victorias en temporada regular de los Bulls de Michael Jordan, una cifra que muchos expertos consideraban inalcanzable para el baloncesto moderno. Stephen Curry fue elegido MVP de manera unánime por primera vez en la historia. El 73-9 de los Warrios incluye otros récords: el mejor arranque (24-0); el mejor arranque a domicilio (14-0); 34 victorias a domicilio; una racha de 54 triunfos consecutivos; más de 13 triples por partido

- Curry metió 402 triples en temporada regular y 12 triples en un solo partido; Klay Thompson anotó 11 triples en un partido de Playoff y 37 puntos en un solo cuarto; Draymond Green alcanzó 13 triple-dobles durante la fase de liga

Talento y resiliencia

Como decimos, el 3-1 tras cuatro partidos ante los Thunder no ha sido la primera vez que los Warriors se habían visto contra las cuerdas. Tras una temporada casi perfecta, los de la bahía demostraron que también humanos. Dos derrotas en tres partidos hacían peligrar el récord. Para batir a los Bulls, debían ganar los cuatro últimos partidos de la temporada, de los cuales dos eran contra los Spurs de Coach Pop. Unos Spurs que llegaban a la cita sin haber perdido un solo partido en casa en toda la temporada, algo que no había conseguido nadie hasta la fecha. Pero el mejor equipo en lo que llevamos de siglo XXI también acabó hincando la rodilla ante los Warriors.

La culpa de todo la tiene LeBron

Para alcanzar las cifras de las que hablamos Golden State ha dinamitado el baloncesto. Sin paliativos. En un deporte dominado por una combinación en la que la defensa se imponía al ataque los Warriors alcanzan su segunda final consecutiva con una filosofía tan clara como anómala: meter más puntos que el rival. Y todo esto jugando sin pivot. Un small ball que los discípulos de Steve Kerr han abrazado con un compromiso ciego y que arrancó hace ahora justo un año.

A la final del año pasado los Warriors se presentaron con un quinteto que incluía al pivot australiano Andrew Bogut entre sus titulares. Se impusieron en el primero, pero luego perdieron los dos siguientes. Dos victorias de los Cavs de LeBron en las que el domino de los pivots Tristan Thompson y Timofey Mozgov jugó un papel fundamental. Es entonces cuando a sólo unas horas del cuarto enfrentamiento, Kerr protagoniza una rueda de prensa que pasará a los anales. “- ¿Saldrá Bogut de titular? - No habrá ningún cambio en el cinco titular”. Evidentemente, tal y como reconocía él mismo después del partido, Kerr mintió.

El lugar del australiano lo ocupó el veterano alero André Iguodala. Era la primera vez que salía de titular en toda la temporada. Junto a Iguodala, dos pivots bajitos, muy móviles y con buena mano desde los 7 metros como Draymond Green y Harrison Barnes. El órdago funcionó y los Warriors se llevaron su primer anillo. Sin ese cambio de quinteto, de mentalidad, de juego, los Golden State Warriors no serían lo que son ahora, un equipo que practica un deporte al que sólo ellos saben jugar.