El tesoro de Bangkok

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 03/10/2009 00:00

Este buda se encuentra en el templo de Wat Traimit. Lo mejor para llegar hasta él, es de nuevo, negociar con un conductor de 'tuk-tuk'. Dicen que su envergadura (tres metros de alto y más de cinco toneladas de oro) impresionan a todo el que lo contempla. Escribo 'dicen' porque por desgracia cuando acudimos a verlo, el templo estaba cerrado por obras. En esta ocasión, no nos engañaron cuando nos dijeron que no se podía visitar...

Muy cerca se encuentra el Wat Chakawat, también llamado 'Templo de los monos'. Este os lo podéis saltar sin problemas. No tiene nada de particular. Por no tener, no tiene ya ni monos. Lo que sí que se puede ver es un estanque con cocodrilos.

Los que quieran aprovechar la entrada de El Gran Palacio, pueden pasarse por el Vimanmek Palace (ya que el precio incluye ambas cosas) Se trata de un antiguo palacio real. Lo que más impresiona es la estructura en sí.

Si bien es cierto que en todos los templos exigen cierta forma de vestir y, por supuesto, descalzarse, en este lugar son 'ilógicamente' estrictos. Por ejemplo, no se pueden enseñar los tobillos si se lleva pantalón, pero no hay problema en enseñar bastante más si se lleva falda. Un sinsentido que no merece la pena ser discutido. Con 200 baths te dejan ropa y al finalizar la visita, te devuelven el dinero.

El 'monte de oro'

En la parte alta de una colina, se encuentra otro de los templos imprescindibles de Bangkok: el 'Golden Mount'. Las escaleras para llegar hasta él son de lo más cómodas de subir. Además, el paseo está amenizado con una decoración única basada en diversas figuritas, campanas y un gong. Se supone que se pueden pedir deseos con estos dos últimos...

Una vez arriba asombra la sencillez del santuario. Los creyentes, ignorando la constante entrada y salida de los turistas, cumplen con sus ritos. Si os fijáis bien a ambos lados de la sala hay dos pequeñas escaleras, a través de ellas llegaréis a lo más alto de este lugar. Y es precisamente allí donde os deslumbrará un enorme chedi dorado.

El desconcertante Wat Luhprasat

Bangkok está plagada de templos, pero todos parecen tener algo en común. Mejor dicho, casi todos. El Wat Luhprasat es totalmente distinto. Nada de mucho colorido: el blanco prima en toda su estructura. Unas rejas metálicas de color rojo le dan su toque de distinción. Coronan este lugar unas enormes agujas de color negro. Antes de adentrarse en este templo conviene saber que para subir hay que pasar por una enorme escalera de caracol que parece no tener fin. La parte positiva es que el esfuerzo se va amenizando, ya que en cada planta hay diferentes budas para contemplar.

Las compras pueden esperar

Es difícil resistir la tentación de adquirir algún que otro producto en la capital tailandesa. En seguida todos pensamos en los amigos y familiares a quienes nos gustaría llevar algún recuerdo del lugar.

Aquí podréis ir a uno de los mercados más famosos, el de Chatuchack. Como se encuentra a las afueras hay que ir en transporte público, bien usando el 'sky train' o en taxi.

Es realmente grande y se puede encontrar de todo. Para mantener cierto orden los productos se encuentran ordenados por calles, de tal manera que en una calle todo es ropa y en la siguiente todo son flores. Aún así resulta un tanto caótico, más cuando no se sabe exactamente lo que se está buscando.

Si vuestro viaje continúa hacia el norte y tenéis previsto visitar Chiang- mai, lo más conveniente es que hagáis las compras allí. Tienen un mercado nocturno con todo lo que os podáis imaginar y los precios son aún más asequibles.