Los profesores toman la palabra

REBECA LÓPEZ PEREIRA 20/05/2008 18:24

Reunidos en semicírculo entorno a María, los profesores de OT tienen que valorar el trabajo y la actitud de los concursantes. Ante la expectación de alumnos y profesores, María pregunta: “¿Qué necesitaríais que ellos hicieran para que su trabajo fuera mejor?”

“Trabajan muy bien” comenta Ángel Llácer haciendo referencia a la evolución de los concursantes “antes tardaban tres días en saberse una canción, ahora en un día y medio hacen cosas interesantes”. Y es que, el trabajo constante es algo en lo que el director ha puesto un especial empeño.

No obstante, no todas las críticas han sido tan positivas. La profesora de Técnica Vocal, Amelia Bernet, y el Director musical de la academia, Manu Guix, coinciden en que el mido a hacer el ridículo limita el progreso de los concursantes. “Tienen cierto recelo a nuestras propuestas, su reacción siempre es no, esto no”.

Uno de los miedos más extendidos entre los profesores es la actitud de los alumnos en relación al concurso. En general, están convencidos de que la evolución de estos se ve frenado por el miedo a la nominación y a las críticas del jurado. La coreógrafa de la Academia, Myriam Benedited, lo tiene muy claro “Creo que es importante que acepten rápidamente lo que ha pasado en la gala y asuman la siguiente. Pierden mucho tiempo lamentándose”. No es de extrañar que los deseos del profesorado hacia sus alumnos se enfoquen hacia su trabajo y actitud: “Que su paso por OT realmente les sirva para algo” y “que no pierdan el rumbo”.

Las reacciones de los triunfitos han sido muy dispares, aunque en general han acogido bien los comentarios de los profesores. Incluso, son muchos los que les dan la razón. “Yo a veces le doy muchas vueltas a la cabeza y pierdo un poco el norte de porqué he venido aquí” comenta Virginia ante la atenta mirada de María Palacín.

Esta intensa sesión ha tenido un final muy peculiar. María ha escogido a Ángel Llácer y a Iván, protagonista de la jornada anterior, como pastores. Éstos han tenido que dirigir a sus compañeros hasta la terraza, que se encontraban desubicados y con los ojos tapados. La prueba a finalizado con éxito porque las “ovejas” lograron, aunque sin hablarse, organizarse a través del contacto para llegar al punto de meta.