¿Cuál ha sido su sentimiento al conocer la muerte de Adolfo Suárez?
"Una gran tristeza. Lo estábamos viendo venir, pero cuando sucede el corazón se te aprieta porque este triste que haya muerto ausente durante años con esta enfermedad tan terrible. La vida es así para todos, pero cuando sucede, te deja un poco anonadado".
¿Cómo hubiera sido la Transición española sin Suárez?
"No sé cómo, pero seguro que no como él la consiguió. La transición es fruto de muchas personas. En primer lugar hay una presión desde abajo, del pueblo que quiere la democracia, y luego arriba hay una negociación que él capitanea junto a Felipe González, Santiago Carrillo, el Cardenal Palancón y con el impulso simbólico de Juan Carlos I. Adolfo Suárez tenía una visión del camino a la democracia con una lucidez extraordinaria".
Cuando usted llegaba a casa de Suárez y se sentaba frente a él, ¿qué sentía?
"Al principio Adolfo sonreía y conversaba un poco. Yo estaba convencido de que no me reconocía. Lo que sí es verdad es que mi rostro le traía algo de la UCD, de la que hacía tiempo que no hablaba. Ver a alguien que le has tenido en lo más alto, en la ausencia de no encontrar su orientación y camino te causaba una impresión interna muy acongojante".