Pablo está salidísimo. Está dispuesto a ligar aunque sea con la portera del piso. Pero las tácticas que utiliza, espoleado por Juanvi, resultan ser todas fallidas porque sólo se fundamentan en barbaridades ordinarias enfocadas sólo y exclusivamente al sexo.
Tras varios varapalos, un día Pablo llega a casa y se encuentra con una amiga de Carmen. Ésta es la suya. Se monta un plan parra ir todos juntos a un concierto de Malú en el Cool. Hasta aquí todo bien. En pleno concierto Pablo va a atacar pero se acelera demasiado, y Juanvi le da el enésimo consejo contraproducente: que se la sacudsa en el baño para quedarse más tranquilo y afrontar la caza con sosiego.
Pablo se equivoca y se mete en el camerino de Malú, que le aconseja una táctica infalible para que conquiste a la amiga de Carmen. Cuando Malú habla de la posible pretendienta de Pablo, dan un paso al frente cuatro chicas, con las que había ligado este Alfredo Landa postmoderno. Ups, a Juanvi se le había olvidado que las amigas que le había presentado para trajinarse pertenecen al club de fans de Malú y se juntan todas, incluyendo a la amiga de Carmen, en el clímax del despropósito.